El Banco Central de Ecuador proyecta que en 2020 se destruyan en el país hasta 550.000 puestos de trabajo como consecuencia de la crisis del coronavirus, y que el PIB nacional decrezca "entre 7,3 y 9,6 %".
Así lo afirmó la gerenta general del Banco Central, Verónica Artola, para quien la actual crisis es la peor que ha vivido Ecuador desde que se tienen datos estadísticos macroeconómicos.
"Es el peor decrecimiento que tenemos desde que tenemos estadísticas en 1927", aseguró la economista el jueves en un encuentro con la Cámara Oficial de Comercio de España en Quito.
Ni siquiera la crisis de 1999, a raíz del colapso del sistema financiero en el país, fue tan grave, porque en aquella ocasión la economía decreció un 4,3 %.
"Son circunstancias mundiales que nos afectan y por eso esa tasa", insistió al poner de ejemplo el caso similar de otros países.
Los últimos estudios de organismos internacionales prevén para Ecuador una caída del PIB de entre 6,3 y 7,4 este 2020, pero algunas correcciones realizadas recientemente, ante la continuidad de la pandemia, lo proyectan hasta el 10 %.
Solo en los meses de marzo a mayo, los tres primeros de pandemia, la economía ecuatoriana perdió 6.200 millones de dólares, de los cuales 5.200 están en el sector privado.
Esto es equivalente a un 3,8 % de su PIB y "ratifica nuestras estimaciones para 2020", indicó Artola.
Los sectores más afectados son el de la construcción (-7,1 %), refinación de petróleo (-6,7 %), turístico (-4,9 %) y enseñanza y servicios sociales (-4,7 %).
La pandemia llegó a Ecuador a finales de febrero y el 16 de marzo el presidente, Lenín Moreno, decretó el estado de emergencia sanitaria, con la paralización casi absoluta de actividades no vitales durante más de 80 días.
Solo a finales de mayo, más por necesidad económica que sanitaria, el Gobierno comenzó a reactivar el mercado con un sistema variable de semaforización.
A día de hoy, los contagios de COVID-19 ascendían a 105.508, mientras que las muertes oficiales se cifran en 6.200 y las probables en 3.609.
DESEMPLEO Y POBREZA
La crisis ha puesto a la sociedad ecuatoriana frente al dilema de una creciente pobreza que, según Artola, aumentará bastante este año como consecuencia de la destrucción de empleo.
"El desempleo se ha disparado y se han perdido casi 345.000 puestos formales e informales. En el IESS (Seguridad Social) hemos visto una desafiliación de 240.000 personas", precisó.
"De acuerdo con nuestras estimaciones, en un escenario medio estimamos que se perderán durante todo este 2020 hasta unos 550.000 empleos", indicó.
Una circunstancia que tiene una incidencia directa en las condiciones sociales en el país, donde la tasa de pobreza se incrementó entre marzo y mayo en un 2,22 %.
En proyección "anual se incrementará un 4 %, pasando de una pobreza en 2019 de un 25 % y a casi un 29 %" a finales de este año.
Impacto directo en esa situación tiene también la reducción de las remesas que llegan desde el extranjero, que han caído cerca de un 20 % en el segundo trimestre del año y bajado de 809 millones de dólares a 648 millones.
Se trata de una tendencia, indicó la gerenta, que no espera que se corrija en los próximos meses debido a la pandemia de la COVID-19.
En proyección semestral, la caída con respecto a 2019 es de un 11,4 %, aunque se prevé que este indicador crezca hasta diciembre por las proyecciones financieras en los estados donde se concentra la población migrante ecuatoriana: EE.UU., España e Italia.
DOBLE IMPACTO
De esos países procede más del 85 % del dinero que los migrantes envían a sus familiares en Ecuador, lo que generará un doble impacto en la economía y sociedad del país.
Por un lado, supondrá un empobrecimiento de miles de familias que dependen de lo que recibían de estos emigrantes.
"Eso lo que significa es que las familias para las cuales es a veces su única fuente de ingresos tendrán problemas para acceder a bienes y servicios", manifestó Artola.
La responsable aclaró que existe "la preocupación como Gobierno de cómo se puede dar algún tipo de protección social a ese tipo de familias".
Por otro lado, supondrá una reducción considerable en el ingreso de divisas a un país que está dolarizado desde el año 2000 y lucha por mantener en equilibrio su sistema financiero y monetario en momentos de crisis nacional y global.
En 2019, Ecuador recibió del extranjero 3.233 millones de dólares en remesas, lo que representa alrededor de un 3 % del PIB.