El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió el miércoles que el hambre y la inseguridad alimentaria van en aumento en América Latina, creando un ambiente propicio para los conflictos y la emigración de su población más vulnerable a menos que se tomen provisiones urgentes.
Los países latinoamericanos tienen problemas de larga data como la falta de seguridad alimentaria ya existente en ciertas regiones, la fragilidad de las economías, la desigualdad profunda y la implacable temporada de huracanes que cada año azota a varias naciones.
A estos flagelos se ha sumado la llegada del coronavirus, que se ha propagado convirtiendo a la región en la más impactada del mundo por la COVID-19 hasta el momento, con más de una cuarta parte de los casos registrados a nivel mundial.
“La pandemia de COVID-19 ha sido devastadora en América Latina, donde ya se concentraban las nubes de una tormenta económica. Las familias pasan dificultades para comprar productos básicos como comida y medicinas mientras que sus medios de vida se destruyen y el desempleo afecta ya a 44 millones de personas. Es una combinación fatal”, dijo el director ejecutivo del PMA.
David Beasley visitó Ecuador y Panamá y habló además con otros líderes latinoamericanos la semana pasada para exponerles la necesidad de actuar de forma coordinada e inmediata para frenar el avance del hambre y la inseguridad alimentaria en sus países.
“Tenemos que actuar ahora y debemos ser inteligentes. No se puede atender solo la COVID-19 o solo el hambre. Se deben abordar juntos. Si lo hacemos bien, podemos salvar vidas. Si no lo hacemos bien, la gente morirá”, aseveró.
El PMA apoya a la región con diversas estrategias de distribución de alimentos, pero necesita con urgencia 328 millones de dólares en fondos para continuar sus operaciones de alivio a la población.
La agencia estimó que América latina y el Caribe verán un aumento del 269% en el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave durante los próximos meses, lo que implica que 16 millones de personas en la región no tendrán la certeza de comer al día siguiente. En 2019, esa cantidad llegaba a 4.3 millones.
El PMA manifestó especial preocupación por la población vulnerable en Haití y en los países del corredor seco de Centroamérica, así como por venezolanos que han migrado a Colombia, Ecuador y Perú.
Destacó también que este año se espera una temporada de huracanes más activa de lo normal, lo que incrementará la presión a los sistemas de protección social ya sobrecargados por la emergencia sanitaria del COVID-19.
Para asistir a los países de la región, el PMA está suministrando los almuerzos que solía repartir en las escuelas para que los niños se los lleven a sus casas y distribuye cupones para comprar comida en las tiendas locales.
Asimismo, apoya a los Gobiernos en la expansión y fortalecimiento de sus programas nacionales de asistencia y protección.
Desde su centro de acopio y distribución de Panamá, el PMA ayuda con la logística para la respuesta al COVID-19, transportando cargamentos humanitarios y de salud a los puntos más golpeados por la pandemia en la región.