La agencia de la ONU para la salud en la región señala que Brasil, donde hasta el mismo presidente, Jair Bolsonaro, ha contraído el coronavirus, representa el 25% de los casos de Latinoamérica. También destaca la buena gestión que Uruguay está haciendo de la pandemia.
Ante la noticia conocida el martes de que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio positivo en la prueba de coronavirus, la Organización Panamericana de la Salud le deseó una rápida recuperación y destacó la imprevisibilidad del virus.
“El mensaje que esto envía es que este virus es impredecible. No respeta grupos étnicos, razas, color, pueblos ni personas independientemente del grado de seguridad que rodea a un presidente”, dijo el doctor Marcos Espinal, el director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la Organización, al recordar el caso de Covid-19 que también sufrió el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson.
Una situación que refleja el empeoramiento de la situación en América Latina y el Caribe durante los últimos siete días según informó la directora de la Organización, Carissa Etienne, quien identificó un nuevo patrón durante la conferencia de prensa semanal dedicada a la evolución del padecimiento.
“Hace dos meses, los Estados Unidos representaban el 75% de los casos de COVID en nuestra región. La semana pasada los Estados Unidos reportaron poco menos de la mitad de los casos en la región, mientras que América Latina y el Caribe registraron más del 50% de los casos, y sólo Brasil reportó alrededor de un cuarto de ellos”.
Etienne añadió que la cifra total en el continente americano se acerca a los seis millones de casos y casi 267.000 muertes.
La región no está experimentando una segunda ola de contagios, sino que sigue estando en la primera, que ésta continúa creciendo y afecta a regiones que anteriormente no tenían muchos casos.
Calificó esta tendencia como “preocupante” ya que al alza se produce en un periodo donde la población está cansada de las medidas de prevención y que la pandemia se está trasladando desde de los centros urbanos superpoblados con gran capacidad hospitalaria a poblaciones más pequeñas que pueden carecer de los centros necesarios para brindar atención especializada.
A su vez, recordó que durante la semana pasada la región notificó más de 22.000 muertes, unos guarismos que representan un aumento del 9% respecto a la semana anterior.
Frente a las diferentes estrategias nacionales ante la enfermedad y ante la pregunta de cómo se enfrenta la pandemia coordinadamente entre países, Espinal puso como ejemplo el trabajo de la Organización que publicó en su sitio web 92 guías técnicas que se diseminaron en los países, condujo más de 100 capacitaciones virtuales con personas de todas las naciones y la distribución de más de cinco millones de pruebas a más de 35 países.
Como ejemplo de cooperación entre países manifestó la colaboración entre las pequeñas naciones caribeñas de Barbados y Antigua y Barbuda.
Sin embargo y pese a esta cooperación, se cuestionó la apertura de fronteras internacionales, especialmente a Estados Unidos, en países como Bahamas donde el turismo representa un 65% del PIB del país.
El doctor Ciro Ugarte, director de emergencias en Salud, explicó que cualquier decisión tomada por las autoridades nacionales debe basarse en su capacidad para realizar el seguimiento de los viajeros una vez que ingresen a los países como parte de la respuesta a la pandemia.
El doctor Sylvain Aldighieri, comandante de incidente, explicó que Uruguay es el único país de América del Sur donde la tasa de incidencia baja de una manera regular durante las últimas semanas y destacó la implantación temprana de medidas de salud pública como el distanciamiento social, el cierre de escuelas, la suspensión de eventos multitudinarios y la restricción de viajes internacionales desde mediados de marzo.
“Diría que para conservar esos logros el secreto está en los ajustes graduales a las medidas de salud pública en un contexto de rastreo de contactos muy fuerte y de una capacidad de laboratorio expandida que responde rápidamente a las necesidades de investigación”, destacó.
Pese a recibir semanalmente el número de casos y fallecidos en Nicaragua, el doctor Ugarte explicó que no poseen información detallada sobre la edad, el sexo o el lugar de las personas.
“Es importante tener esta información y es importante tener el resultado de las pruebas moleculares que identifican la presencia del virus porque solo así podremos saber cuál es la diseminación y la presencia del virus en ciertas localidades y que la población tome las medidas adicionales en esos lugares”, indicó.
Ante la diseminación de la enfermedad en áreas rurales como en Guatemala, Ugarte destacó que el principal reto “es detectar los casos a tiempo y poder brindar acceso a servicios de salud y diagnóstico, lo más pronto posible”.
Añadió que “es preciso organizar los servicios de salud de tal manera que esas poblaciones en zonas rurales, que normalmente tienen pocos servicios de salud disponibles, puedan tener un mecanismo de respuesta rápida desde el nivel departamental, central y que el diagnóstico se pueda hacer de manera rápida”.
También es necesario, respetando creencias y aspectos culturales, reorientar la respuesta adaptada a esas poblaciones.