La crisis económica que atraviesa América Latina y el Caribe como consecuencia de la emergencia sanitaria del COVID-19 golpea gravemente a sectores que generan más de un tercio del empleo formal y un cuarto del Producto Interno Bruto, revela un nuevo informe sobre los impactos de la pandemia en la región.
El estudio, divulgado el jueves por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) identifica como los rubros más afectados el comercio mayorista y minorista; las actividades comunitarias sociales y personales; los hoteles y restaurantes; las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; y las manufacturas.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL consideró que la crisis golpea con mayor intensidad a los sectores industriales con mayor potencial tecnológico, advirtiendo que esto profundizará los problemas estructurales de las economías de la región.
Alicia Bárcena explicó que si no se implementan políticas adecuadas para fortalecer esas ramas productivas, es muy probable que ocurra un cambio estructural que devolvería a los países de la región a una fase de economías primarias.
Según datos de la CEPAL, la gran mayoría de las empresas de la región han registrado grandes caídas de sus ingresos y tienen dificultades para mantener sus actividades, pues les es cada vez más difícil cumplir con sus obligaciones salariales y financieras, además de que no pueden acceder a financiamiento para capital de trabajo.
Microempresas y pymes, las más afectadas
De acuerdo con información recopilada hasta la primera semana de junio de 2020, el impacto será mucho mayor en el caso de las microempresas y las pymes.
La CEPAL estima que más de 2,7 millones de empresas formales en la región tendrían que cerrar, 2,6 millones de las cuales serían microempresas. La pérdida que esto implicaría en puestos de trabajo sería de 8,5 millones sin incluir las reducciones de empleos que realicen las empresas que seguirán operando.
El impacto variará según el sector y tipo de compañía, por ejemplo, se proyecta que el comercio perderá 1,4 millones de empresas y 4 millones de puestos de trabajo formales, mientras que el turismo perderá al menos 290.000 empresas y un millón de puestos de trabajo.
La CEPAL especificó que ha identificado 351 medidas tomadas por los gobiernos de la región a partir de marzo de 2020 para sostener la estructura productiva y evitar la pérdida de empleos y la destrucción de capacidades de las empresas. Esas acciones incluyen liquidez, créditos, ayuda directa, protección del empleo, y apoyo a la producción y exportaciones, entre otras.
La postergación de pagos y la mejora en el acceso al crédito, que han sido las provisiones más frecuentes para enfrentar la emergencia, suponen que las empresas generarán utilidades para devolver los créditos y los impuestos y pagos diferidos; sin embargo, la CEPAL no prevé que eso suceda en un par de años ya que la recuperación del sector empresarial será lenta y gradual.
Cuatro propuestas
Ante este panorama, la Comisión enfatizó la necesidad de una respuesta a gran escala que evite la destrucción de las capacidades productivas.
Con ese objetivo, el organismo de la ONU propuso cuatro conjuntos de medidas:
- Ampliar los plazos y los alcances de las líneas de intervención en materia de liquidez y financiamiento para las empresas
- Cofinanciar la nómina salarial de las empresas durante seis meses
- Realizar transferencias directas a los trabajadores autónomos
- Apoyar a las grandes empresas de sectores estratégicos que resulten gravemente afectadas por la crisis
Estas propuestas complementan a las recomendaciones anteriores de la CEPAL que alentaban la entrega de un ingreso básico de emergencia equivalente al valor de una línea regional de pobreza por seis meses a toda la población de América Latina y el Caribe en situación de pobreza, y la provisión de un bono contra el hambre equivalente al 70% de la línea de pobreza extrema regional.
El informe asevera que la crisis generará cambios al interior de las empresas y en la organización de las cadenas productivas y asegura que las nuevas tecnologías serán clave en el modelo de funcionamiento de las empresas.
“La búsqueda de mayor productividad y eficiencia tiene que avanzar hacia una transformación sostenible e inclusiva. Las políticas industriales activas serán esenciales para evitar que la crisis lleve al cierre de empresas, pérdida de empleos y costos para el medioambiente”, puntualizó Alicia Bárcena.
En este sentido, la CEPAL proyecta que las grandes empresas buscarán aumentar la resiliencia en las redes de producción diversificando proveedores en términos de países y compañías para reducir su vulnerabilidad, dando preferencia proveedores más cercanos y relocalizando procesos productivos y tecnológicos estratégicos.
La secretaria ejecutiva insistió en que la crisis del COVID-19 pone de manifiesto la urgencia de avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo para el que hacen falta “políticas que permitan atender la emergencia e implementar una estrategia para superar las debilidades estructurales de las economías y sociedades”.