La rápida propagación del COVID-19 y sus efectos han hecho que las personas, las empresas y los gobiernos cambien su forma de hacer las cosas y modifiquen sus procesos y tareas. La pandemia vino a enfatizar los desafíos y cuellos de botella que ya estaban presentes antes de la crisis, y dio un impulso para que la innovación, la digitalización y la generación de nuevas tecnologías cobraran más importancia como mecanismos para mantener operativos los procesos y darles continuidad a las actividades.
Antes de la actual pandemia; y con la llegada de la revolución industrial 4.0 o cuarta revolución industrial; la producción manufacturera, el trabajo, el comercio y las cadenas globales de valor se han estado centrando en su digitalización, impulsadas por el aumento de los volúmenes de datos, la potencia en los sistemas computacionales, la conectividad e integración. Ello como una vía para adecuarse a un nuevo contexto competitivo, buscando eficiencia, rentabilidad, menores costos y mejoras en sus servicios.
Organismos como la OMI, la UNCTAD, el BID y la CEPAL han planteado la necesidad del uso de la digitalización y de las nuevas tecnologías, tales como la robótica, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la automatización y el blockchain, para facilitar el tráfico marítimo internacional, mejorar la comunicación buque-puerto y hacer más eficientes las cadenas logísticas (incluyendo los distintos medios modales). Esto contribuiría a la reducción de costos, mejorar la toma de decisiones, lograr mayor trazabilidad y seguridad de la carga, permitiendo así generar valor añadido en las distintas etapas de la cadena, lograr mayor confianza entre los actores, reducir la burocracia y aumentar la transparencia en los procesos. Además, permitiría la migración de las estructuras portuarias a puertos inteligentes (Smart Ports).
Cabe destacar que, a pesar de las ventajas que ofrece la digitalización y la automatización, su adopción no siempre ocurre en la misma medida y con el mismo impulso, generando así brechas digitales como, por ejemplo, en América Latina al compararse con países de la OCDE que han avanzado en la creación, desarrollo o adquisición de las capacidades tecnológicas a lo largo de los últimos años.
Por otro lado, es necesario promover cambios en el marco jurídico, político y reglamentario al ritmo en que sean incorporados estos avances tecnológicos en el sector marítimo-portuario. Asimismo, se debe tener presente los peligros cibernéticos y la ciberseguridad en los análisis de riesgos efectuados a lo largo de las cadenas de suministro o logística.