El académico, uno de los ganadores del premio Nobel de Economía en 2019 por sus estudios sobre la pobreza, dijo que el brote de coronavirus desatará una crisis económica que significará para muchas personas un problema de seguridad alimentaria.
"En muchos casos, los agricultores no tienen acceso a la información científica más reciente", dijo el economista en una conversación con Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), con sede en Costa Rica, transmitida vía online.
"Pueden tener conocimientos tradicionales, pero esto no necesariamente los ayudará a adaptarse a nuevas plagas o nuevas variedades de semillas, o para abordar el cambio climático", añadió Kremer, que ayudó a fundar la ONG Precision Agriculture for Development, que trabaja con agricultores, ONGs, científicos, empresas y gobiernos en Asia y África.
En América Latina, los agricultores podrían tomar fotografías de plagas y usar herramientas de aprendizaje automático con las que identificarlas y obtener recomendaciones sobre cómo abordarlas, ejemplificó Kremer.
Recogiendo ejemplos de programas con agricultores africanos, donde el uso del teléfono celular les permitió tener mayor información meteorológica o de rendimiento de cultivos, Kremer dijo que ahora es el momento para iniciar inversiones en digitalizar los servicios de extensión agraria, que apoyan a los agricultores con investigación científica aplicada y educación.
"La agricultura móvil es algo que puede ser útil no solo para los agricultores, los gobiernos y los servicios de extensión (...), sino también para las empresas privadas", dijo en la conversación "Oportunidades para la agricultura digital en América Latina y el Caribe: respuesta rápida al COVID-19".
"Debido al COVID-19 es posible que los extensionistas no puedan visitar a los agricultores, pero esto les da la oportunidad de recopilar datos para comprender cómo se ven afectados (...), interrupciones en el mercado y la cadena de suministro, acceso al crédito, entre otros", lo que puede ayudar en la formulación de políticas públicas, añadió.
Un reporte de 2019 de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señaló que un 45% de la población rural regional vive bajo pobreza y un 20% en pobreza extrema. Según Kremer, estos últimos están sobre todo en pequeñas granjas de baja productividad, de las que existen unos 16 millones en la región.
En América Latina, un líder mundial en la producción de materias primas agrícolas como soja o frutas, los agricultores podrían tomar fotografías de plagas y usar herramientas de aprendizaje automático con las que identificarlas y obtener recomendaciones sobre cómo abordarlas, ejemplificó Kremer.
Con teléfonos inteligentes cada vez más disponibles, los agricultores podrían recibir instrucciones por video, añadió.