Por Natalia Vera
Tras sufrir los embates de la guerra comercial entre Estados Unidos y China durante gran parte de 2019, este 2020 el comercio mundial libra otras batallas mucho más duras: el COVID-19 y la reciente renuncia del director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el brasileño Roberto Azevedo, en medio de una crisis económica que llevará a la mayor contracción de la actividad económica en la historia de América Latina.
Tal es la amenaza que el escenario para el comercio mundial es bastante pesimista. Según proyecciones de la propia OMC, se estima que este año el volumen del comercio internacional, del que América Latina depende en gran medida, caería entre 13% y 32%, teniendo graves consecuencias en los países de la región.
Ante ello, un grupo de académicos, economistas, exdiplomáticos, expresidentes y ministros de diferentes países latinoamericanos y europeos suscribió el documento de análisis y propuestas sobre América Latina y el Nuevo Orden Internacional “Presencia es esencia. América Latina debe concertarse para participar activamente en la construcción del orden mundial post crisis”.
“Las proyecciones indican que nuestra región marcha hacia una contracción del producto estimada en 5,2%. Será la peor en la historia de sus cuentas nacionales. Tal destrucción de riqueza y empleo, en dimensiones prácticamente desconocidas, aparejará un importante retraso en el proceso de desarrollo y en el común combate a la pobreza y la desigualdad. La caída en las exportaciones afectará nuestras exportaciones, habrá menos empleo, impactará en las cuentas públicas y el financiamiento de los sistemas de seguridad social y traerá repercusiones sociales”, dice el documento que tiene entre sus firmantes al expresidente de Chile Ricardo Lagos, a Ernesto Zedillo, exmandatario mexicano, a Enrique Iglesias, expresidente de BID, entre otros.
“América Latina está así, nuevamente, ante el reto de contribuir a establecer las normas o simplemente tener que aceptarlas. Este desafío es aún mayor cuando en el horizonte se vislumbra un escenario de confrontación geopolítica, similar al que nuestra región vivió y sufrió en las décadas de la Guerra Fría”, dice el documento.
La exministra de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Magali Silva, también ha suscrito este documento a fines de mayo. “En 2019 el volumen del comercio internacional se contrajo en 0,1%, por primera vez casi no creció, lo cual indica que no hubo este dinamismo que se había observado en la década anterior. Para este año las proyecciones de la OMC son realmente trágicas”, dice.
“Hace más de un año presentamos una carta en rechazo a las medidas proteccionistas de Estados Unidos y China porque los firmantes somos firmes creyentes de las bondades que ha tenido el comercio para combatir la pobreza a través de fuentes de inversión y sobre todo la cooperación. En esta carta proponíamos que se adelante la propuesta de reforma de la OMC que es el organismo multilateral que tiene en sus bases la capacidad de promover los consensos e iniciativas que ayuden a derribar las barreras que existen en el comercio”, dice Magali Silva. “Luego vino el detonante de esta renuncia del director general de la OMC, que además es un latinoamericano, un brasileño y sentimos que América Latina podría perder presencia ante cambios en la administración. Por ello decidimos redactar este nuevo documento y pronunciarnos sobre las preocupaciones latentes que tenemos”.
Propuestas concretas
El documento “Presencia es esencia” ha sido refrendado por más de 100 personas, entre políticos, economistas y académicos de diversas áreas quienes han formulado una serie de propuestas para encarar la actual crisis económica producida por la pandemia.
“América Latina está así, nuevamente, ante el reto de contribuir a establecer las normas o simplemente tener que aceptarlas. Este desafío es aún mayor cuando en el horizonte se vislumbra un escenario de confrontación geopolítica, similar al que nuestra región vivió y sufrió en las décadas de la Guerra Fría. Este contexto puede ser fuertemente adverso y condicionante para una sólida y rápida recuperación económica. Debemos rechazar falsas oposiciones y convocarnos a una concertación mínima que asegure nuestra proyección internacional”, dice el documento.
La exfuncionaria peruana apunta que la renuncia de Roberto Azevedo a la OMC en plena crisis económica –que será efectiva a partir del primero de septiembre– podría hacer que América Latina pierda presencia en este organismo multilateral.
Asimismo, este acuerdo señala que Latinoamérica debe tomar conciencia y promover que sin un comercio internacional fluido no existirá un sólido crecimiento económico, al igual que sin instituciones fuertes a nivel global y regional no existirá la predictibilidad necesaria para que prosperen el comercio y las inversiones.
Otra de las propuestas –que serán presentadas a los gobiernos, parlamentos, organismos del sistema multilateral y de integración regional– destaca que la actual situación de crisis global, debe dar lugar a un liderazgo latinoamericano renovado, con personas e ideas que nutran con un nuevo impulso las instituciones multilaterales y regionales. “Se precisa de un grupo de mujeres y hombres que puedan apoyar una defensa y reforma de la OMC, de la UNCTAD y del CCI, pero también con igual espíritu velar, defender y revitalizar las instituciones regionales que hacen estrechamente a la integración regional, como son la Cepal, la Aladi y el BID, ellas también sujetas a recambio de sus liderazgos, en mayor o menor plazo”, se incluye en el documento.
“Lo que se necesita es una reforma urgente del sistema multilateral del comercio que se hace más apremiante con el surgimiento de la pandemia y en medio ella, el debilitamiento del movimiento comercial en el mundo. El COVID-19 nos pone una nueva urgencia en el panorama en este espectro de necesidades”, dice Magali Silva.
El riesgo es aún mayor si consideramos que América Latina será una de las regiones en el mundo que sufrirá las consecuencias más graves y severas después de la pandemia dado los altos niveles de informalidad, los altos índices de pobreza, desigualdad e ineficientes sistemas de salud y educación que se evidencian hoy más que nunca con el colapso de hospitales y el difícil reto de proveer educación a distancia de calidad.
“Nuestros grandes problemas para el futuro serán el aumento de la informalidad, de la pobreza y de la exclusión que ha sido un objetivo muy claro en las políticas de la mayor parte de los gobiernos de América Latina en los últimos 10 años. La esencia de nuestras propuestas es acercar a la OMC, un organismo hoy, a mi parecer, se ha alejado mucho de las necesidades de los más pequeños. Por ello, es importante entender la capacidad que tiene el comercio para combatir la pobreza en países”, concluye Magali Silva.