La pandemia desatada por el nuevo coronavirus “evidencia que cuando destruimos la biodiversidad destruimos el sistema que sustenta la vida humana”, afirmó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) a propósito del pasado Día Mundial del Ambiente.
“La pérdida de biodiversidad brinda la oportunidad de que los patógenos pasen entre los animales y las personas. Cuanto más biodiverso es un ecosistema, más difícil es que un patógeno se propague o domine”, recordó el Pnuma al evaluar la actual crisis.
Alrededor de 75 por ciento de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son zoonóticas, lo que significa que se transmiten de animales a personas.
En el mundo, 1000 millones de personas son contagiadas cada año y millones de ellas mueren debido a las enfermedades causadas por los distintos coronavirus.
Con ello, “la naturaleza nos está enviando un mensaje: llegó la hora de reaccionar y reinventar nuestra relación con ella”, asentó la agencia ambiental de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con su sede mundial en esta capital de Kenia.
Destacó que “la deforestación, la invasión de hábitats de vida silvestre, la agricultura intensiva y la aceleración del cambio climático han alterado el delicado equilibrio de la naturaleza”, considerándolas “causa-raíz” para la aparición y desarrollo de enfermedades zoonóticas.
Un millón de especies de plantas y animales se enfrentan a la extinción, algunas en sólo décadas, y “científicos predicen que si no cambiamos nuestro comportamiento hacia los hábitats salvajes, estamos en peligro de más brotes de virus”, recordó.
“A medida que crece la población mundial (7715 millones en 2019) y nos acercamos al umbral de los 10 000 millones de habitantes, debemos comprender mejor la red de vida en la que existimos y entender su funcionamiento como un sistema íntegro”, subrayó la declaración.
Entre las situaciones a revertir están los patrones de uso del suelo y la deforestación impulsada por la demanda de recursos naturales y alimentos: 26 por ciento de la tierra sin hielo en el planeta se utiliza para pastoreo de ganado y 33 por ciento de las tierras de cultivo se dedican a la alimentación del ganado.
Otro ejemplo es la contaminación, con efectos devastadores en hábitats marinos y de agua dulce: puede haber cinco billones (millones de millones) de piezas macro y micro de plástico flotando en los océanos, lo que representa entre 60 y 90 por ciento de los desechos marinos.
Ante el duro panorama “la buena noticia es que podemos revertir la pérdida de biodiversidad reinventando nuestra relación con la naturaleza. Debemos conservar y restaurar la vida silvestre, cambiar la forma en que producimos y consumimos alimentos y promover la infraestructura ecológica”.
Las empresas deben “desarrollar cadenas de suministro sostenibles, así como prácticas agrícolas y manufactureras que no dañen el ambiente. Los grupos de la sociedad civil, analizar cómo preservar y restaurar ecosistemas degradados. Y los consumidores deben repensar lo que compran”, propone el informe.
El Día Mundial del Ambiente “tiene como objetivo inspirar a todos a hacer oír su voz: los ciudadanos deben instar a sus gobiernos a cumplir sus compromisos de salvaguardar la naturaleza, poner fin a la contaminación y garantizar que se respeten las leyes ambientales”.
Con vídeos en los que reúne virtualmente a ciudadanos de todos los continentes y personalidades –el secretario general de la ONU, António Guterres, la directora del Pnuma, Inger Andersen, el cantautor colombiano Carlos Vives- el Pnuma lanzó este día una campaña en favor de la naturaleza, bajo la consigna “Llegó la hora”.