El Banco Interamericano de Desarrollo publicó un nuevo estudio que analiza el impacto en el corto y mediano plazo de la pandemia por Covid-19 sobre los flujos migratorios desde Venezuela en la región andina. El análisis se llevó a cabo tanto desde la perspectiva de los países receptores de migrantes, como desde la del país emisor, examinando así la manera en que esta crisis ha modificado el entorno y cuáles escenarios podrían esperarse luego de que sea superada.
El informe titulado, Migración en la región andina: impacto de la crisis y expectativas a mediano plazo estima que el retorno de migrantes puede ser sustantivo, con riesgos asociados a la movilidad de estas personas por el territorio de los países receptores y la capacidad de Venezuela de absorberlos de manera segura. En las crisis en general, lo que se podría esperar es una desaceleración de la salida de migrantes desde el país de origen, antes que un retorno masivo. El presente estudio estima que alrededor de unos 330,000 migrantes venezolanos viviendo en Colombia podrían volver a Venezuela debido a la crisis económica.
Para los países de la región andina (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú), la migración venezolana ya representaba un reto sin precedentes, aun antes de la pandemia por Covid-19. El número de migrantes que se ha establecido en la región alcanzó en 2019 a unos 3 millones de personas, sobre un total de migrantes desde Venezuela de 4,7 millones.
Dentro de los resultados principales se destaca que casi la mitad de los migrantes venezolanos en la región andina son irregulares, lo que limita la posibilidad de atención por parte de los programas que lanzaron los gobiernos de los países receptores.
El impacto en el empleo de los migrantes puede ser sustantivos. Los sectores donde trabajan los migrantes son los más afectados por la crisis económica. El 57 por ciento de los migrantes en Perú trabaja en el sector servicios, y el 47 por ciento de los migrantes en Colombia están entre servicios y comercio, con un alto porcentaje de empleo informal. La pérdida de empleo puede llegar a ser sustantiva, dependiendo de cuanto del shock en el empleo absorban los migrantes, esperando una reducción de empleo de esta población entre un 5 por ciento y un 42 por ciento de los migrantes empleados.
El informe indica que la situación en Venezuela es muy preocupante, con lo que se podría ver un resurgimiento de la presión hacia la emigración en el mediano plazo. La combinación de esta presión con el endurecimiento del control de fronteras puede surgir esquemas de tráfico de personas como se ha visto en México y Centroamérica para facilitar el cruce de las fronteras, teniendo implicancias de seguridad pública y de salud sustantivas.
Las remesas han pasado a ser un importante flujo de ingresos de las familias en Venezuela. Según los estimados del presente estudio, que combina la pérdida de empleo, la baja de salarios y el retorno de migrantes, se podría esperar una disminución del 30 por ciento en las remesas debido a la crisis.