La inclusión de nuevos rubros en el mercado internacional, diversificar el destino de las exportaciones cubanas, sustituir importaciones aprovechando las potencialidades productivas del país, pero sobre todo buscar la sostenibilidad a los proyectos de inversión extranjera (IE), con la premisa siempre de generar divisas y no afianzarse en aquellos negocios que a la larga no son factibles y terminan endeudando al país, es lo que Cuba y su economía necesita.
Este fue, sin dudas, uno de los principales llamados de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República de Cuba, durante la reunión de trabajo correspondiente al balance anual del Ministerio del Comercio Exterior e Inversión Extranjera (Mincex).
Asistieron además al encuentro Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro; los viceprimeros ministros Ricardo Cabrizas Ruiz y Alejandro Gil Fernández, titular del Ministerio de Economía y Planificación; Ulises Guilarte de Nacimiento, miembro del Buró Político y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba; Gladys Bejerano Portela, Contralora General de Cuba, Jorge Cuevas Ramos, miembro del secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex; entre otros invitados.
Hay que revitalizar las maneras y modos de hacer negocios, señaló el mandatario cubano. No es negar los principios con los que se hacía inversión extranjera anteriormente, pero sí adecuarlos al contexto actual. En tal sentido, dijo, apoyamos el concepto de no centrarse solo en los convenios gubernamentales o las grandes corporaciones, sino también orientarnos al intercambio con las pequeñas y medianas empresas (Pymes) y las cooperativas.
Según Díaz-Canel haber creado nuevas estructuras de administración y gestión en las provincias ha permitido, entre otras fortalezas, conocer mejor las posibilidades de IE en cada territorio, lo cual debe aprovecharse mejor, en tanto urge crear una estrategia para orientar y preparar a los productores y posibles exportadores en las técnicas de negociación.
Por su parte, Manuel Marrero, abordó la necesidad de eliminar las burocracias que a veces se convierten en obstáculo para la aprobación de nuevos negocios y la tramitación de todos los permisos que su establecimiento conlleva.
Asimismo, urge seguir identificando nuevas posibilidades de exportación y, dentro de este esquema, explotar más las oportunidades de exportación de servicios pues, si bien tenemos la experiencia con el sistema de salud, todavía puede hacerse mucho más, aseguró.
«Ratificamos la política de que todo aquel que exporte tiene que ver reflejado en su economía tal resultado. El que produjo un bien exportable tiene que recibir la mayoría de la ganancia tras la acción comercial, pues esto no solo le permitirá mejorar sus condiciones de vida, sino también comprar aquellos insumos para que su actividad crezca».
Según precisó, poco a poco empieza a desmontarse la mentalidad importadora que invadió durante una época al sistema empresarial. En tal cometido, debemos defender la noción de importar solo lo necesario, y potenciar la industria nacional con encadenamientos más eficientes.
Buscar nuevos proveedores; insistir en que la concentración de compra no funciona en ningún escenario económico; apostar por una mayor flexibilidad en función de que las empresas cubanas puedan adquirir los recursos que necesitan para su desarrollo; así como informatizar todos los procesos y gestiones comerciales para que así cualquier entidad en el mundo pueda acceder a las oportunidades de negocios que se crean en Cuba, fueron temas que centraron el análisis conducido por el Primer Ministro.
En relación a la cartera de oportunidades del Mincex, insistió en que esta no puede ser una camisa de fuerza y debe actualizarse constantemente, en tanto, debe prestarse mayor atención a la eficiencia de los negocios de las empresas mixtas.