Grandes desafios para el Caribe en 2018
La Habana, 29 de enero. (PL).- Los 15 países de la Comunidad del Caribe (Caricom) comenzaron 2018 con una gama de graves problemas en materia económica y social derivados de la tragedia de los huracanes Irma y María, el impacto negativo del cambio climático y la discriminación que sufre la región frente a los organismos financieros internacionales.
Con el mandatario haitiano, Jovenel Moïse, al frente de la agrupación regional, los estados miembros estrenaron el año dedicados a acelerar el cumplimiento de las promesas de ayuda y asistencia hechas en Naciones Unidas para la reconstrucción y rehabilitación de las islas afectadas por los fenómenos meteorológicos de agosto y septiembre de 2017.
El tema fue discutido por el secretariado de Caricom, con el Programa de la ONU para el Desarrollo, varias instituciones regionales caribeñas y representantes de los países dañados por los huracanes.
Los compromisos de contribuciones fueron expuestos en noviembre pasado en la ONU y ascendieron a dos mil 300 millones de dólares (como ayuda y préstamos), destinados también para el enfrentamiento de las consecuencias del cambio climático.
Esa suma no alcanzó los cinco mil millones estimados para cubrir la recuperación de los territorios afectados por los meteoros, en particular Dominica y Antigua y Barbuda, además de Anguila, las islas Vírgenes británicas y Turcas y Caicos, Bahamas, Saint Kitts y Nevis y Haití.
Al asumir su cargo al frente de Caricom, el jefe de Estado haitiano destacó el proceso de reconstrucción y la conversión de la región en la primera del mundo resiliente al cambio climático que provoca sequías, megahuracanes, inundaciones y patrones de tiempo inusuales, fenómenos que perjudican severamente el desarrollo.
La emisión de gases de efecto invernadero es casi nula en el área caribeña y, sin embargo, los efectos del problema impactan de manera desproporcionada y adversa, lo que obliga a acciones colectivas e individuales para proteger la naturaleza, como demandan los gobernantes de los países de Caricom al considerar que la cuestión del cambio climático representa una amenaza a su existencia.
Otro ángulo del problema radica en las condiciones impuestas a las naciones del área para la obtención de préstamos de los organismos internacionales, los cuales consideran a las islas como países de ingresos medios y por eso no pueden recibir los beneficios correspondientes a los de bajos ingresos.
Esa situación es una constante en los reclamos de los caribeños en todas las instancias internacionales, demandas respaldadas hasta por el Secretario General de la ONU, António Guterres.
Al respecto, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, dijo a raíz de la tragedia de los huracanes que resulta injusto que se les niegue el acceso a los préstamos a los países pequeños y vulnerables debido al nivel medio de sus ingresos per cápita.
Se trata de una postura que debe ser eliminada por constituir un impedimento para el crecimiento y desarrollo de las pequeñas islas-estados, apuntó.
Los países caribeños acaban de lanzar una coalición entre los sectores público y privado que aboga por la creación de la primera ‘zona de clima inteligente’ dirigida a encontrar vías para romper los obstáculos que frenan el financiamiento para las inversiones en el campo de la lucha contra el cambio climático.
La idea proyecta una inversión de ocho mil millones de dólares para ejecutar proyectos de energía e infraestructura destinados a aumentar la resiliencia de las islas caribeñas a ese problema.
Otras cuestiones que se mantienen pendientes de solución en la región están relacionados con el crimen, el desempleo, la pobreza y la poca disponibilidad de divisas extranjeras ocasionada por los bajos precios de las exportaciones caribeñas en el mercado mundial.