Las reformas portuarias en América Latina que se dieron en la década pasada han perdido fuerza en general, sin excepción, incluido México, aún cuando en este último país se mantienen algunos planes de expansión, mientras en Chile se busca desarrollar una política portuaria, Brasil es el país que más ha destacado al elevar a los puertos a la máxima categoría de ministerio con estrategias específicas.
Ricardo Sánchez, jefe de la división de Infraestructura y Transporte de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), consideró que si los países no avanzan en la consolidación de las reformas que pusieron en marcha la década pasada se quedarán abajo del tren del comercio.
"En Chile ahora se está tratando de estructurar una política portuaria específica, ha habido por supuesto avances en Chile, en México y en otros países, pero esa incercia fuerte que traían las reformas de la década pasada hoy ha perdido fuerza".
El funcionario argumentó que se han mantenido vigentes algunos proyectos de expansión en México, lo que no está ocurriendo en otros países, pero sería un error posponer los proyectos de expansión portuaria o perder de vista las reformas que dieron origen a las actuales estructuras frente a los grandes grupos portuarios que luchan por su hegemonía.
Luego argumentó que una de las evidencias de la falta de estrategias integrales que han llevado al rezago en políticas portuarias es que en general en América Latina hay una desintegración casi completa entre las políticas de los puertos y las de transporte.
"Es imperativo terminar con el aislamiento que tienen los puertos, respecto de las políticas de transporte", sostuvo.
"Prácticamente no hay excepción, Brasil ha elevado la categoría de puertos al máximo nivel de ministerio, pero es el único caso".
Ricardo sánchez dijo que en la Cepal hay una preocupación porque lamentablemente en los países de la región hoy las políticas tienen poco de sustentables, además siguen siendo muy desintegradas, en general tienen una orientación muy modal para el transporte, el ferroviario, el carretero y el que se hace por agua, mientras que la logística prácticamente nunca entra en esta forma de organización.
Sostuvo que no se logrará un desarrollo pleno del transporte mientras existan dos problemas: políticas no integradas al interior del transporte y de la logística y falta de criterios de sostenibilidad.
"No se toman en cuenta adecuadamente los problemas financieros, los sociales, los ambientales, ni las formas institucionales para enfrentar estos factores del sector", apuntó.