Considera que estos dos eventos están reduciendo el margen de maniobra para las autoridades económicas mexicanas, pues si avanza conforme lo prometido desde la campaña el actual presidente de EE.UU., Donald Trump, sí se podrían crear mejores condiciones para invertir en aquel país.
Entrevistado por El Economista, admite que el ambiente para hacer negocios en EE.UU., contrasta con el de México que de entrada está inmerso en la incertidumbre con respecto a lo que emane de la renegociación del TLCAN, el deterioro de la inflación y el menor crecimiento.
El estratega refiere que por ahora, en Finamex, Casa de Bolsa, mantienen su previsión de crecimiento para este año, de 1.5%, pero enfatiza que los riesgos son a la baja. Y acota que su expectativa de inflación es de 5% al cierre del 2017, con riesgos al alza.
Incertidumbre. Para Aboumrad, ante estos cambios y el mayor atractivo de EU para la inversión, se provocarán presiones en el tipo de cambio, lo que generaría un factor adicional de presión sobre la inflación y podría acelerar las alzas de tasas.
“No puedes dejar de subir las tasas, las últimas señales de los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto y lo vertido en sus minutas apuntan a más alzas de las estimadas el año pasado. Así que esto y las incertidumbres por la renegociación del TLCAN y del plan fiscal de EE.UU., serán un claro punto de presión para las autoridades mexicanas”, enfatizó.
En este contexto, considera que las acciones que se tomen en materia de política monetaria, tendrán impacto en el 2018. Pues siempre hay un rezago en la transmisión de las alzas de tasas, advierte.
Por ello, la permanencia de Agustín Carstens al frente del Banco de México hasta noviembre es visto por él como un claro factor de certidumbre .
“No se necesitaba crear más ansiedad ante el escenario de incertidumbre que viene. Y el cambio de estafeta en el Banco de México si habría sido un generador de nerviosismo”, explicó.
EE.UU., imán de inversiones. El plan fiscal que están trabajando en EE.UU., expuso, tiene que ver con una disminución de las tasas fiscales para los estadounidenses de altos ingresos, que vendría acompañado de deducibilidad de mano de obra, gastos e insumos.
También se ha barajado un recorte a los impuestos de nómina y que se combinarían con un gravamen de hasta 35% a los productos importados de empresas estadounidenses que operen fuera de aquél territorio.
Todo esto, más la intención de aumentar inversión pública en infraestructura son factores que claramente van a empeorar las condiciones de las empresas que vengan a México y de las que ya están operando en nuestro país, aseveró Aboumrad.
“Es condición para contrarrestar este riesgo, incentivar la llegada de inversiones a México”, finalizó.