SANTIAGO DE CHILE (EFE).- El deterioro de los indicadores laborales se enmarcan en la contracción económica que desde el año pasado afecta a la región, según el Informe de Coyuntura Laboral que elaboran ambas instituciones.
En el primer semestre de 2016 los mercados laborales de América Latina y el Caribe continuaron sufriendo los efectos de esa contracción y anotaron un significativo aumento del desempleo y un deterioro general de sus indicadores, precisan en el texto.
Tras recordar que según las proyecciones más recientes el PIB regional bajará un 0,9 % este año, el estudio consigna que esta situación incidió en una merma de 0,6 puntos porcentuales de la tasa de ocupación urbana, hasta el 55,6 % en el primer semestre, lo se tradujo en un alza interanual del desempleo de 1,6 puntos.
Para el segundo semestre de 2016 no se prevé una mejora significativa, según el informe, aunque la expansión de empleos informales, sobre todo aquellos por cuenta propia, atenuaría ese impacto en términos cuantitativos, aunque reflejaría un deterioro en la calidad del empleo.
En el documento señalan que se prevé que el desempleo urbano regional siga subiendo y termine 2016 en un 8,6 %, frente a un 7,0 % en 2014 y a un 7,4 % en 2015.
Según el texto, "si bien este desempeño negativo es influenciado fuertemente por el caso de Brasil y su peso en los promedios ponderados, todos los otros países de América del Sur con información disponible, excepto Perú, también sufren incrementos en su tasa de desempleo".
En cambio, "en los países de América Central y del Caribe, excepto Panamá y Trinidad y Tobago, la tasa de desempleo se redujo", según advierten Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, y José Manuel Salazar, director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, en el prólogo del documento.
Agregan que esta heterogeneidad entre las subregiones también se observa en los indicadores sobre la calidad del empleo, la variación interanual del empleo y del salario real en el empleo formal.
El informe aborda además la participación de los países de la región en las cadenas globales de suministro y su impacto en el empleo decente.
Indica al respecto que la inserción de la región es más reducida que la de otras áreas del mundo y señala que los encadenamientos relativamente pobres mostrados por las economías latinoamericanas y caribeñas reflejan un bajo grado de diversificación productiva.
En ese contexto, acota que el impacto de las exportaciones en el empleo es mayor en el empleo indirecto, especialmente en sectores como la minería o la producción de alimentos, que en el empleo directo.
También se analizan en el texto algunos ejemplos de países que han logrado una mejora de su inserción económica en cadenas mundiales de suministro, lo que a su vez puede traducirse en una mejora social a través de una mayor creación de empleo, salarios más altos y mayor formalidad.
No obstante, constata que este no es un vínculo automático, ya que los resultados en términos de trabajo decente también dependen de otras políticas económicas, laborales y educativas que acompañen el proceso.