El acuerdo entre la UE y el Mercosur parece acercarse. ¿Qué representaría para las pequeñas y medianas empresas argentinas? (Redacción/DW)
Las negociaciones que se retomaron en el año 2010 se encontraban detenidas por diferencias en cuanto a la oferta de productos de los países del Mercosur, sobre todo por el enfoque más restrictivo que tenía el anterior gobierno de Buenos Aires.
Omar Sforza (centro) y Maximiliano Alonso en Transfiere, foro europeo para tecnología e innovación (Málaga, febrero 10 y 11/ DW)
“Las condiciones en el país, desde el punto de vista económico, quizá no estaban dadas. Pero ahora sí podríamos buscar sumar fortalezas para poder crecer. Para los países de la UE que tienen fuertes inversiones en América Latina, el acuerdo probablemente les permita una mayor participación en Argentina, que tiene mucho que ofrecer”, dice a DW por su parte Omar Sforza, presidente de la empresa Bedson, una multinacional argentina-española que produce antibióticos y aditivos para la industria de productos veterinarios y que exporta a 55 países, entre ellos varios de la UE. Investigador y profesor universitario, cuando hace 37 años creó la empresa no imaginaba tal crecimiento.
“Tanto en Argentina como en Europa son las PYMES las mayores generadoras de empleo. Para que esto siga pasando, en el marco del acuerdo con la UE, el gobierno tendrá que generar apoyos a ciertos sectores para que se sigan desarrollando. Los sectores que están generando valor tecnológico a la producción, van a necesitar cierta restricciones, cierta gradualidad. Si se abre abruptamente todo, muchos sectores pueden salir perjudicados”, advierte Alonso.
Por otro lado, la posibilidad de atraer inversión podría beneficiar a sectores prometedores: “Hay muchas PYMES en autopartes, con mucha capacidad. Si a ese sector por ejemplo se le da un soporte interno de inversión, abrirse a mercados exteriores le vendrá muy bien”.
No obstante, “en la totalidad del acuerdo está su valor añadido”, apunta Alonso, director de Conexx –un instituto adscrito a la Universidad Libre de Bruselas que se encarga de intensificar las relaciones en innovación e investigación entre Europa y América Latina.
“A diferencia de los acuerdos puramente comerciales con Estados Unidos, los acuerdos europeos son más amplios y permiten trabajar en temas de cooperación, de educación, de ciencia y técnica. Eso puede integrarnos a otros mercados de forma diferente, pero para ello se necesita una estrategia nacional”, afirma Alonso.
Rebasando los clásicos países que han sido la puerta de entrada para las PYMES latinoamericanas, Alonso habla de desarrollos tecnológicos del norte de Europa: “E (EL)n nanotecnología –campo fuerte en Argentina- se puede cooperar con Alemania; con Finlandia en el campo de la investigación textil”.
Con todo, para lograr esa vinculación, el acuerdo por sí mismo no bastaría: “Argentina tiene que trabajar en la creación de capacidades institucionales. Una empresa no es simplemente el productor de un servicio o un producto. Hay que reforzar las relaciones internacionales, las maneras de abordar esos nuevos mercados”, afirma Alonso.
En la creación de herramientas para apoyar los procesos de apertura ve Alonso uno de los mayores retos para el actual gobierno. “Si hay sectores que tienen temor, es el gobierno quien debe trabajar para que se diluya y se potencien las posibilidades que abre un acuerdo con la UE”, concluye.
“El ambiente para la internacionalización de las empresas argentinas está dado”, opina Sforza, que abrió su sede en España hace 15 años: “Si nosotros hemos pudimos sin convenio con la UE, que las PYMES ahora puedan contar con uno podría darles fortaleza y aportar a que Argentina deje atrás estos años de aislamiento”.