La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, aseguró hoy que el Mercosur está dispuesto a mejorar sus ofertas durante la negociación de un acuerdo de asociación, que mañana vive un momento clave con el primer intercambio de propuestas comerciales desde que se retomó en 2010.
"El intercambio será un primer paso en esta nueva fase, y el Mercosur ya ha indicado que es una primera fase y que está dispuesto a mejorar sus ofertas durante la negociación", dijo en debate en el pleno del Parlamento Europeo Malmström, quien aseguró que el intercambio "ha sido cuidadosamente preparado por ambas partes dada la importancia de avanzar en el proceso de negociaciones".
Las conversaciones sobre este amplio acuerdo de asociación, que incluye un tratado de libre comercio, se iniciaron en 1999, pero tras un infructuoso primer intercambio de ofertas de acceso a mercados en 2004 quedaron paralizadas hasta 2010, cuando las partes decidieron retomarlas en los márgenes de la cumbre euro-latinoamericana de ese año en Madrid.
Desde entonces, la fecha para el intercambio de las ofertas con los cuatro países del bloque con los que negocia este acuerdo la UE -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- fue aplazándose, y mañana finalmente tendrá lugar en una reunión técnica en Bruselas.
"Estudiaremos muy cuidadosamente (la oferta del Mercosur) y compartiremos los resultados de nuestro análisis con los Estados miembros y el Parlamento Europeo", dijo Malmström, en referencia a que informará a los ministros de Comercio de la UE el viernes en un Consejo.
Agregó: "Sentaremos un ritmo para las negociaciones cuando hayamos analizado las respectivas ofertas".
La comisaria recordó que el Mercosur "ofrece a los exportadores e inversores de la UE un mercado atractivo, sujeto a aranceles y barreras significativas", ya que los exportadores europeos pagan al año más de 4.000 millones de euros en tarifas y derechos.
"Estamos comprometidos con estas negociaciones y estamos animados por el giro que hemos visto en los cuatro países del Mercosur últimamente para avanzar", apuntó, y agregó que "gran mayoría de Estados miembros también celebra ese movimiento".
En abril, trece países europeos, incluidos Francia, Austria y Grecia, pidieron excluir productos agrícolas "sensibles" como los lácteos o las carnes de los intercambios de ofertas con el Mercosur, al opinar que su inclusión tendría efectos negativos.
Malmström reconoció que la UE tiene unos intereses ofensivos "fuertes" con el Mercosur, pero también "algunos intereses defensivos específicos en los sectores agrícolas".
"Tras varias evaluaciones de impacto llevadas a cabo durante las últimas negociaciones, haremos una nueva evaluación de sostenibilidad para la parte comercial que cubrirá temas clave como los derechos humanos y el impacto económico", informó.
Recordó que ya hubo dos estudios en 2011 sobre el impacto en el sector agrícola "que examinan diferentes escenarios y cuyas conclusiones hemos tenido en cuenta para calibrar nuestra oferta".
Además, indicó que el comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, ha impulsado un "estudio adicional de los aspectos acumulativos e impactos de los distintos acuerdos de libre comercio en nuestro sector agrícola".
Malmström también se refirió a que el mandato de la negociación del acuerdo con el Mercosur data de 1999 y que no prevé un capítulo específico sobre protección de inversiones, aunque el capítulo sobre servicios y establecimientos cubrirá aspectos de inversiones.
En el debate, el eurodiputado del Partido Popular Europeo Santiago Fisas reconoció que "existen algunas discrepancias, pero sólo sobre un 10 % del total de lo que se está negociando", por lo que "no es razonable estancarlo por reticencias de algunos".
Para el socialista Ramón Jáuregui, éste es un acuerdo "bueno que favorece a los pueblos más humildes", y destacó que "Europa tiene que estar en la primera línea" porque "si no lo hace Europa, lo van a hacer otros", en referencia a Estados Unidos y China.
El eurodiputado de Podemos Xabier Benito insistió en que "un acuerdo firmado con prisas puede ser contraproducente para las partes, especialmente para las más pequeñas", por lo que pidió "estudiar los posibles efectos del acuerdo previamente a la negociación".
"No vamos a poner en marcha este tratado, que puede suponer el final definitivo de la agricultura europea", zanjó por su parte el eurodiputado del grupo Europa de las Naciones y de las Libertades Edouard Ferrand.