La presidenta del Comité de Cooperación Sur-Sur de la Cepal, Gina Casar, resaltó la importancia de adaptar a los nuevos tiempos la cooperación entre países de la región para reducir las brechas de desigualdad y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En el marco del trigésimo sexto periodo ordinario de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Comité celebró una reunión destinada a trazar el camino hacia la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, haciéndolo más "inclusivo y estratégico" en sintonía con las nuevas metas.
Dentro de este contexto, "la cooperación sur-sur es un elemento clave de financiamiento público para la implementación de las políticas que contribuirán al cumplimiento de los ODS", de forma complementaria a la cooperación tradicional y otras fuentes de asistencia al desarrollo, aseguró Casar.
En el caso de América Latina, "la contribución de la cooperación sur-sur ha sido evidente en el fomento de la integración regional, en materias como el desarrollo de infraestructuras, coordinación de políticas sobre turismo y la reducción de desigualdades", apuntó.
Casar también destacó la importancia de las estrategias basadas en la cooperación triangular, ya que países como España y Alemania "nos están viendo como socios estratégicos".
La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, dijo que la región va a avanzar "siempre y cuando tengamos una cooperación más elaborada, más diversa", que no se limite a los países de Latinoamérica y el Caribe.
"Esta región tiene que cooperar con África, el sur se tiene que comunicar con el sur", ejemplificó Bárcena, y añadió que ese continente tiene realidades y experiencias que son "muy importantes para nosotros", como las relativas a la gobernanza de recursos naturales.
Asimismo, aprovechó su intervención para defender la propuesta de que los países desarrollados, los organismos multilaterales y el sector privado consideren "seriamente" la posibilidad de "aliviar" la deuda de los países del Caribe.
Sin la necesidad de "perdonar la deuda en su totalidad", esta acción permitiría crear un "fondo de resiliencia que le pueda servir al Caribe para confrontar shocks internos y la vulnerabilidad frente al cambio climático", subrayó la secretaria ejecutiva.
A su vez, el director de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Ricardo Herrera Saldías, subrayó que es "prioritario" el análisis, reflexión y acción conjunta en torno a los efectos de la graduación -asumir la responsabilidad de desarrollo tras alcanzar un cierto nivel de ingresos- en los países de renta media.
Si esto no se lleva a cabo, aseguró, no habrá posibilidad de "atender debidamente" la Agenda 2030.
"Es increíble que la comunidad internacional continúe después de 44 años basando decisiones fundamentales en el uso exclusivo de la renta per cápita", opinó.
Herrera afirmó que la agenda impulsada por las Naciones Unidas en septiembre de 2015 "supone que seamos capaces de fomentar las energías y esfuerzos en el proceso de desarrollo colaborativo", integrando nuevos actores.
"Nuevos tiempos, nuevas condiciones, nuevas soluciones", sintetizó el chileno.
Gina Casar mencionó que, en los próximos dos años en los que ejercerá como presidenta del Comité, algunos de los mayores retos estarán en realizar un mapeo de las iniciativas de la organización, para sintetizar las buenas prácticas y lecciones aprendidas, así como un sistema de medición y monitoreo para definir los alcances de los esfuerzos en la materia.
A esto se suma el realizar alianzas "inclusivas", que incorporen los esfuerzos del sector privado, la sociedad civil, los parlamentarios y las fundaciones, "con el fin de hacer frente a problemas comunes como el cambio climático", consideró la presidenta.