Los países de la región experimentaron en los últimos años una expansión económica gracias a altos valores del crudo, los alimentos y minerales, lo que posibilitó una mejora de la calidad de vida de la población.
Sin embargo, un enfriamiento de la demanda de China y la paulatina recuperación de los países desarrollados actualmente amenaza su crecimiento.
"Es necesario adaptar las economías a la nueva realidad y cuando los Gobiernos tienen menos recursos, implica enfocar el menor gasto público en áreas fundamentales para asentar las bases del crecimiento futuro y proteger a los más vulnerables", dijo el vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar.
Familiar precisó que la reducción de la pobreza no respondió principalmente a mayores transferencias y planes sociales, sino a la creación de nuevos puestos laborales y una mejora de los salarios, por lo que recomendó hacer foco en inversión en infraestructura y capital humano.
De acuerdo con las proyecciones del Banco Mundial, la economía de la región se contraerá un 1 por ciento este año, afectada principalmente por la recesión que enfrentan Brasil y Venezuela, situación que sería contrarrestada en parte por el buen desempeño de México, Centroamérica y el Caribe, economías ligadas a Estados Unidos.
"No hay espacio para complacencia, para desperdicio", agregó a Reuters en el marco de la conferencia 'Gobernabilidad para el crecimiento con equidad' en Montevideo, que enfatizó la necesidad de profundizar en transparencia, rendición de cuentas, e información pública verificable y a disposición.
"El futuro de la región depende en buena medida de tomar una serie de decisiones y de construir acuerdos muy amplios y para esto se requiere de confianza de que los recursos públicos escasos se van a usar de la mejor manera posible", finalizó Familiar.