Hace unos años, la situación económica de América Latina era favorable, pero ese ciclo comenzó a complicarse y, aparentemente, ha llegado a su término y "ya se habla del comienzo de un ciclo de estancamiento y estamos entrando en una fase diferente".
Con esas palabras, Angel Flisfisch, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ( FLACSO) inauguró hoy en Chile el seminario "La Integración Regional en América Latina: ¿Quo Vadis? El MERCOSUR desde una perspectiva sectorial comparada".
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) es un proceso de integración regional creado inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay el 26 de marzo de 1991, al cual en fases posteriores se incorporaron Venezuela y Bolivia, ésta última en proceso de adhesión.
Adrián Bonilla, secretario general de FLACSO, explicó que "la idea del seminario era explorar si la idea de estancamiento tiene algún tipo de relevancia para identificar las tendencias de ese fenómeno en las relaciones internacionales".
Recordó que "la expansión de la primera década de este siglo es sudamericana y no comprende al conjunto de la región. Ni las economías del Caribe ni México ni las economías centroamericanas crecieron a los ritmos que crecieron las economías de los países de América del Sur".
Calificó a los diez primeros años de este siglo como la "década ganada", aclarando que "más del 60 por ciento del PIB de la región correspondió a Sudamérica, aunque hay países de Centroamérica que han sabido sobrellevar los avatares de la rentabilidad económica y otros se estancaron".
Bonilla mencionó también a las naciones del Caribe y a México, "cuya economía es muy distinta al resto de la región, y en la propia Sudamérica encontramos diversas formas políticas, económicas, de modelo de desarrollo, como el Arco Andino y en los diferentes países del Cono Sur".
Señaló que, a partir de 2012, se produjo el estancamiento en la región, como consecuencia de la crisis económica occidental de 2008, cuando surgieron "varias iniciativas regionales de carácter político, que daban cuenta de una de una articulación de los intereses nacionales de los países".
Además, aseguró que la presencia de Estados Unidos en la región, la retracción evidente de Europa y del hemisferio occidental "configuran un nuevo escenario internacional de carácter político, donde existe las dinámicas de la vinculación de los países, pero donde también han dejado de existir".
Según Bonilla, "en este momento para Sudamérica y el resto de las economías de América Latina, es importante tratar de identificar algo más de estas tendencias", lo cual fue el propósito del seminario.
El profesor Sebastián Dubé, de la Universidad de Santiago, dijo que la división regional de la región latinoamericana, con modelos de desarrollo diferentes, según dijo, "determinan el régimen político y la diversidad ideológica de los gobiernos", lo cual "explica el acercamiento o alejamiento de los países en su política exterior e integración".
Opinó que, en su conjunto, "América Latina es una región de exportadores de productos primarios, y México, siendo un país industrializado, cuyo mercado está absolutamente condicionado por la demanda del país con el que está conectado, que es Estados Unidos".
"América Latina no es una región que tenga capacidad de influencia en asuntos globales", precisó.
Mercedes Botto, profesora de Ciencia Políticas de la Universidad de Buenos Aires, y de las maestrías de Relaciones Internacionales y de Políticas Sociales de FLACSO, abordó las perspectivas del Mercosur, unión aduanera que acaba de cumplir 25 años.
Dijo que "el MERCOSUR no es sólo un espacio de integración económica, sino también de concertación política" y que "ahora hay un reverdecer ese proceso y tiene que ver con los nuevos gobiernos de la región, con el Mercosur comercial, más que con un MERCOSUR político y social".
Destacó que "MERCOSUR tiene dos etapas, una comercial, con un fuerte crecimiento del comercio y la inversión externa directa, gracias a la creación de un mercado regional, lo que llevó a los gobiernos a tomar decisiones de manera independiente entre 1991 y 2001".
Botto dijo que, así como creó un mercado interno con la eliminación y administración tributaria, hubo poca intervención para establecer políticas y mecanismos de coordinación macroeconómicos y políticos de desarrollo, generando un carácter de vulnerabilidad ante las crisis exógenas. Así, la crisis de 2001 terminó llevándose al MERCOSUR más económico, pero no sucumbió.
Explicó que, en la segunda etapa del MERCOSUR Social y Productivo, entre 2002 hasta 2015, el que tiene que ver con la eficiencia y convergencia de los gobiernos, que tenían una misma visión respecto a la idea de un desarrollo más inclusivo, con una participación más protagónica del Estado.
Botto concluyó indicando que "estamos en una transición, que es algo nuevo pero no está bien definido sobre qué integración estamos hablando y este es un tema que se está debatiendo: Hacia dónde vamos con el MERCOSUR y cómo, si son más vinculantes los compromisos de la Unión Aduanera o es más útil un MERCOSUR más flexible".