La Habana, Cuba.- El gobierno cubano impulsa en la actualidad múltiples proyectos encaminados a promover el uso de fuentes renovables de energía, en la búsqueda por implementar alternativas viables y sostenibles que protejan el medio ambiente.
El uso de estas energías también contribuye a reducir el impacto de la generación eléctrica en la economía local.
Un ejemplo de este esfuerzo son los dos parques eólicos de Gibara, a unos 770 kilómetros al este de La Habana, en la oriental provincia de Holguín, que Xinhua recorrió en una reciente visita de la prensa extranjera a dicha localidad.
Un total de 12 aerogeneradores componen ambos parques, el primero de ellos inaugurado en 2008 con tecnología de la compañía española Gamesa, uno de los principales fabricantes de este tipo de turbinas del mundo.
"En Gibara 1 fueron instaladas 6 máquinas, cada una genera 850 kilowatts-hora, por lo que hacen un total de 5,1 megawatts por hora (MWh)", explicó el operador Rolando Gómez.
Gómez añadió que las máquinas son de paso variable, es decir, las palas rotan de manera automática y buscan la intensidad del viento para una mayor generación eléctrica.
Por su parte, Gibara 2, el cuarto y más reciente parque eólico de Cuba instalado a finales de 2010 a pocos kilómetros del Gibara 1, usa tecnología de la firma china Goldwind Science and Technology Company, productora de aerogeneradores de paso fijo.
"Los 6 equipos de aquí tienen una vida útil de aproximadamente 20 años, generan 750 kilowatts cada uno, lo que representan 4,5 MWh. Estos sumados a los de Gibara 1, completan 9,6 MWh a máxima generación", apuntó Gómez.
El aporte de estos dos parques eólicos está directamente conectado al sistema eléctrico nacional y se distribuye como corresponde según los indicadores establecidos por la empresa estatal encargada.
De acuerdo con cifras ofrecidas por el funcionario, desde 2008, cuando entró en operación el Gibara 1, hasta mediados de junio de este año, se han generado 122.076 MWh.
El dato representa a su vez un ahorro de combustible de 29.630 toneladas de petróleo, mientras que alrededor de 96.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) no fueron emitidas a la atmósfera.
"Ese es el principal aporte del uso de este tipo de energía, cuyos resultados estamos recopilando a través de los años en los parques eólicos experimentales del país para determinar qué tecnología es la más factible en cada región de Cuba", señaló.