NACIONES UNIDAS, (IPS) - Los 134 integrantes del Grupo de los 77 y China (G-77) dejaron su marca en el Acuerdo de París sobre cambio climático y ahora deben adoptar un programa de acción para implementarlo, alentó Ahmed Djoghlaf en entrevista con IPS.
El argelino Djoghlaf, quien fue uno de los presidentes de la Grupo de Trabajo Especial sobre la Plataforma de Durban para la Acción Mejorada junto con el estadounidense Daniel Reifsnyder, pudo seguir de cerca las negociaciones que derivaron en el Acuerdo de París.
“Al presidir uno de los comités puedo decirle que el G-77 fue un destaco actor durante las negociaciones y que colaboró para el éxito de la conferencia de París”, aseguró.
Djoghlaf dijo que el G-77 dejó su marca en el Acuerdo de París tras lograr movilizar a numerosos países y subgrupos para “defender los intereses comunes de las naciones en desarrollo”.
El G-77 ayudó a encontrar un equilibrio en el texto “entre las cuestiones de mitigación, importantes para los países ricos, y las de adaptación, que tocan de cerca a las naciones en desarrollo”, explicó Djoghlaf.
“Los que sufren actualmente son los que menos han contribuido a la crisis de cambio climático y utilizan sus propios limitados recursos económicos para hacer frente, adaptarse y ajustarse a las consecuencias creadas por otros”, puntualizó.
Programa de acción en Marrakech
“Espero que el G-77, bajo el liderazgo de Tailandia, envíe a sus socios en la próxima conferencia de las partes de Marrakech un borrador del programa para construir capacidades que permitirán implementar el Acuerdo de París”, indicó Djoghlaf.
La 22 Conferencia de las Partes (COP22), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), tendrá lugar en la ciudad marroquí de Marrakech del 7 al 18 de noviembre de este año.
“Sería importante que las naciones en desarrollo pudieran identificar sus propias necesidades en materia de construcción de capacidades y que dejaran que otros lo hicieran por ellos”, opinó.
“También sería bueno tener un marco para coordinar la cooperación Sur-Sur en materia de cambio climático, similar al Plan de Acción de Caracas sobre la cooperación Sur-Sur o el Plan de Acción de Buenos Aires sobre la cooperación económica y técnica”,
Citando a Victor Hugo, Djoghlaf observó: “ningún ejército del mundo puede frenar una idea a la que le llegó el momento, y creo que la cooperación Sur-Sur sobre el cambio climático es una idea a la que le llegó su momento”.
“Dentro del G-77, hay países emergentes que lideran en el sector de las energías renovables y tienen la responsabilidad de compartir su experiencia y permitir a otros países de la misma región o del mismo grupo que se beneficien de ella”, indicó.
“Le llegó la hora al G-77 de comenzar su propio programa de acción sobre cambio climático”, subrayó.
Djoghlaf mencionó que durante las negociaciones de la COP21 en París, muchos países del Sur solo tenían un solo contacto y a veces habían 15 reuniones a la vez y algunas incluso, duraban hasta la noche.
Una forma de contrarrestar esa carencia es crear comités nacionales, integrados por representantes de diferentes ministerios, propuso. “No hay ni un solo sector de actividades que sienta el impacto negativo del cambio climático”, acotó Djoghlaf.
Pero muchos ministerios de los países del Sur en desarrollo no pueden concentrarse en el tema porque tienen otras prioridades.
Sin embargo, hay pruebas a favor de un enfoque más transversal. Por ejemplo, Djoghlaf mencionó una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reveló que unas siete millones de personas mueren cada año a causa de la contaminación aérea, lo que prueba que el cambio climático también debe ser una prioridad de los ministerios de salud.
“Lo lindo del Acuerdo de París”
El Acuerdo de París, que es universal, a diferencia del Protocolo de Kyoto, es “muy equilibrado” y durará varios años porque toma en cuenta la evolución de las capacidades y de las responsabilidades de los países, explicó Djoghlaf.
“Necesitamos una solidaridad climática mundial Norte-Sur y Sur-Sur”, subrayó.
Djoghlaf describió la firma del Acuerdo de París el viernes 22 de este mes, cuando 175 países firmaron el documento y 15 aportaron sus instrumentos de ratificación, como “sin precedentes”.
“Esto nunca había ocurrido”, remarcó, refiriéndose a los países en desarrollo que ratificaron el acuerdo. “Es un mensaje político contundente y una demostración de liderazgo. Está claro que el Acuerdo de París entrará en vigor antes de la fecha originalmente prevista de 2020; empezó la cuenta regresiva y no podemos permitirnos ninguna demora”, destacó.
Djoghlaf también mencionó que no le preocupan los cambios en la política interna de Estados Unidos.
“Cuando se forma parte del Acuerdo de París, no se puede retirar antes de los tres años de su entrada en vigor. Además, creo que a la larga este histórico tratado tiene interés para todas las partes, incluido Estados Unidos”, en parte, porque llegará un momento en que los combustibles fósiles desaparecerán, precisó.
La inversión en energías renovables se multiplicó por seis de 2014 a 2015, observó.
Uno de los aspectos notables del Acuerdo de París es lo que Djoghlaf mencionó como un “artículo completo sobre educación y generación de conciencia”.
“Se trata de asegurarse que cada ciudadano y ciudadana del mundo, en particular de los países en desarrollo, tengan plena conciencia de las consecuencias del cambio climático y de la necesidad de que cada uno haga su aporte para hacer frente al cambio climático”, detalló.
“También es necesario educar a la población mundial sobre la necesidad de llevar un estilo de vida sostenible. Esta sociedad del descarte no puede seguir existiendo para siempre y necesitamos establecer un modelo sostenible de producción y consumo”, abogó.
Pero a Djoghlaf, quien fuera secretario ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica, le preocupa que las negociaciones de 2015 no reflejaran de forma adecuada la relevancia de los ecosistemas y de la biodiversidad.
“Los ecosistemas y la biodiversidad saludable tienen un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático”, subrayó. Los bosques absorben 30 por ciento del dióxido de carbono y los océanos, 30 por ciento, acotó.
“Cada inspiración que hacemos se la debemos a los bosques, pero también a los océanos. Los humedales también pueden hacer una gran contribución, al igual que las turberas, las tierras y los suelos fértiles tienen un enorme papel que cumplir; la biodiversidad forma parte integral de la respuesta climática mundial”, añadió.
Traducido por Verónica Firme