Ciudad de México, 23 de junio de 2015 (EFECOM).- Latinoamérica tardará 20 años en lograr el nivel de infraestructura de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) si mantiene el actual ritmo de inversiones, reveló un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
"La inversión en infraestructura es del 3 % del Producto Interno Bruto (PIB), pero debería ser del 5 %", afirmó José Barbero, coordinador del reporte Infraestructura en el desarrollo de América Latina (IDEAL) 2014, presentado en Ciudad de México.
De este modo, se lograría "recuperar la brecha preexistente" y "acompañar las demandas que implica el desarrollo", apuntó.
Según el informe, América Latina debe también entender las particularidades de cada segmento.
Por ejemplo, mientras el transporte de gas ha sido "sostenido" y busca la expansión del 'shale', el sector de telecomunicaciones ha tenido un crecimiento muy acelerado en los últimos años, pero con una inversión que "no acompaña la demanda".
Adecuarse a las distintas características es un reto añadido en una América Latina que, aunque ha tenido "mejoras" en infraestructura en los últimos años, debe afrontar "una desaceleración del crecimiento" económico que influye en muchos aspectos.
"Los vientos ya no son tan favorables, hay que poner énfasis en la productividad de los recursos", detalló Barbero en el foro "Infraestructura en el Desarrollo de América Latina" que se celebra este lunes y martes en la capital mexicana.
Este año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó para el subcontinente un débil crecimiento menor al 1 %.
"La región debe tomar un sendero de crecimiento más alto, de mejor claridad, eficiente, creativo, inclusivo y respetuoso con el medio ambiente", afirmó el presidente ejecutivo de CAF, Enrique García, durante la inauguración de la conferencia.
Y es que el reporte, que se elabora desde 2011, resaltó tanto esta necesidad de incrementar los niveles de inversión como la de avanzar hacia una movilidad urbana sostenible, dar mayor prioridad a la agenda del cambio climático y promover el desarrollo de empresas de clase mundial.