Berlín, 9 de marzo de 2015 (DW).- A la mesa se sienta, por un lado, una asociación de migrantes bolivianos en Roma, cuyos familiares viven en Cochabamba, Santa Cruz o en la región de Beni. También está un funcionario público y un representante de un banco local. Se trata de un taller de “educación financiera”.
“El objetivo es aumentar el acceso de individuos al sistema financiero formal, mediante el acceso de estas personas a servicios de pagos, cuentas de ahorro, crédito, seguros y otro tipo de productos que no están disponibles para el colectivo de migrantes”, explica a DW Federico Suárez, responsable de este proyecto en la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP).
Este proyecto se lleva a cabo en colaboración con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y está financiado con fondos europeos. Otro de sus logros ha sido que "las propias instituciones financieras se acerquen a lugares donde este tipo de población –una zona rural- carece de ellas", prosigue Suárez.
Uno de los requerimientos para poder participar en este tipo de proyectos es que los inmigrantes estén organizados en asociaciones. Esto tiene a su vez un efecto en las familias en el otro continente, que también se asocian.
“En los talleres que organizamos, por ejemplo, se dan a conocer los diferentes productos financieros en un lenguaje más fácil. En el caso de Bolivia, donde trabajamos con el Banco Unión, las remesas se pueden utilizar para respaldar la capacidad de ingreso, para solicitar un crédito de vivienda, para una apertura de una cuenta bancaria”, explica.
Importancia para la región
Después de Asia, América Latina es la segunda región del mundo en importancia de remesas de sus migrantes. El impacto en el producto interno bruto de los países varía (en 2013) desde un 25 por ciento en el caso de Haití, cerca del 18 por ciento para Nicaragua y menos del 1 por ciento para Venezuela.
Al máximo alcanzado en 2007 y 2008, cuando el flujo por remesas rozó los 65 mil millones de dólares, siguió el 2009 con una caída del 20,6 por ciento. A 57 mil millones ascendieron en 2010; en 2013 a 61.251 millones de dólares.
El estudio del FOMIN no discrimina el porcentaje que se origina en cada región emisora. En todo caso, las de México y Centroamérica provienen mayoritariamente de Estados Unidos; las de América del Sur de Estados Unidos y Europa, especialmente de España. En el caso de Bolivia, también de la misma región.
Un flujo privado
"El impacto más significativo de la remesa sobre el hogar y un país, estriba en su capacidad de aumentar la tasa de ahorro del hogar", se afirma un estudio al respecto del
Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).
Por otro lado, “hay que resaltar que la remesa es un flujo privado. Nuestro proyecto ha intentado sumar alternativas para diferentes usos, para que la población que esté interesada en darle algún tipo de uso a un porcentaje de su remesa de inversión o de filantropía”, explica el especialista de la FIIAPP. La experiencia se replica en Colombia, Haití, República Dominicana, Bolivia, Brasil.
“El proyecto es una herramienta, una alternativa que puede hacer un aporte al desarrollo”, dice Suárez. El especial éxito de este tipo de proyectos es precisamente que trabaja en alianzas con los gobiernos. En el caso de Bolivia, la educación financiera de la población rural se inscribe en el propio plan de desarrollo del país.
En todo caso, “los flujos de remesas hacia América Latina y el Caribe continúan siendo una importante fuente de ingresos para millones de familias”, se afirma en el informe del FOMIN. Y por eso, el tema encuentra cabida en el trabajo conjunto UE-CELAC en el marco de su "diálogo estructurado sobre migraciones".