Ginebra, 27 de marzo de 2015 (EFE).- El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, estima que el organismo que preside revisará a la baja los datos sobre intercambios comerciales en 2015 y sus estimaciones para 2016.
"Creo que deberemos revisar a la baja las estimaciones sobre crecimiento del comercio, porque la economía mundial no está creciendo, y el comercio normalmente sigue la misma tendencia que la economía", afirmó Azevêdo en un encuentro con la prensa.
El director general explicó que si bien el "panorama es mixto", con países como Estados Unidos creciendo de forma brillante, la Unión Europea y Japón no presentan las mismas características.
"Tenemos que tener en cuenta que Europa representa un tercio del comercio mundial, por lo tanto lo que afecta a Europa afecta al resto", aseveró.
Asimismo, se refirió a los países emergentes, y citó el ejemplo de India que crece con dinamismo, pero en el lado opuesto se sitúa China, que si bien tiene índices de crecimiento envidiables, lo hace al menor ritmo de los últimos 25 años.
"Hay quien dice que estos niveles de crecimiento de China están para quedarse. Queda por ver si es sólo una tendencia o un ciclo", se cuestionó.
A finales del año pasado, la OMC estimó que el crecimiento de las exportaciones para 2015 se situarían en un tímido 4%, lo que ya era una revisión de una estimativa inicial de 5,3%.
Los nuevos datos serán dados a conocer por el organismo que rige el comercio mundial el próximo 14 de abril.
Si se confirma el descenso, el crecimiento comercial bajará considerablemente la media de los últimas dos décadas, cuando la media fue de un aumento del 5,2% anual.
En 2014, la expansión comercial se situó en un 3,1%.
Paralela al estancamiento de las cifras está la negociación del proceso de liberalización comercial conocido como la Ronda de Doha, que comenzó el noviembre de 2001 y está estancada desde julio del 2008.
Sin querer ser derrotista y más bien siendo bastante optimista, Azevêdo dijo que los 160 miembros del organismo estaban implicados en un "un activo proceso de intercambio de puntos de vista".
"Hasta finales del año pasado los miembros estaban más concentrados en reiterar sus preocupaciones. Eso ahora ha cambiado, y están sugiriendo nuevas perspectivas, yendo de una situación de identificación de problemas a una de buscar soluciones".
Dicho esto, asumió que queda mucho por hacer: "Que estén discutiendo no quiere decir que estén convergiendo".
Los miembros tienen de plazo hasta el próximo julio para dotarse de un programa de trabajo sobre la Ronda de Doha.
Consultado sobre si van a lograr un acuerdo para esa fecha, y qué pasaría si no lo consiguen, Azevêdo declinó responder argumentando que no hace futurismo, y recalcó su confianza en que los miembros sabrán cumplir con su autoimpuesta agenda.
Cuestionado sobre si el hecho de que no se hayan logrado acuerdos sustanciales en 13 años puede ser una de las causas del incremento incesante de las disputas comerciales en el seno de la organización a través del mecanismo de Solución de Controversias, Azevêdo negó esta posibilidad.
"Yo creo que los miembros usan el sistema porque funciona. Y eso hace que muera de éxito y que tengamos problemas de gestión, retrasos en la presentación de los informes que estamos intentando solucionar".
En breve, el mecanismo de Solución de Controversias contabilizará 500 disputas comerciales en su haber.
Por otra parte, el director general se refirió muy superficialmente al escándalo publicado la semana pasada por el diario New Zeland Herald según el cual, la campaña de Azevêdo para acceder al cargo que ostenta fue espiada por Nueva Zelanda usando tecnología estadounidense.
Según el rotativo, fueron espiados los correos electrónicos del otrora candidato.
El director de la OMC se limitó a decir que él no usó ningún tipo de tecnología especial durante su campaña, y se negó a explicar qué medidas ha tomado o tomará sobre este asunto.
Cuestionado sobre si la OMC estaba protegida contra acciones de espionaje, respondió que la entidad ha tomado "las acciones necesarias", aunque admitió que "ningún sistema es invulnerable".
En 2013, nueve candidatos compitieron por acceder a la dirección general de la OMC, entre ellos el neozelandés Tim Groser, opuesto a que un representante de los países en desarrollo accediera al cargo, y que contaba con el apoyo de Estados Unidos.