Montevideo, 2 de marzo de 2015 (Reuters).- Tabaré Vázquez asumió ayer domingo la presidencia de Uruguay, en el tercer mandato consecutivo de la izquierda y con su antecesor José Mujica dejándole el legado de una economía con acento social en la que quedan temas pendientes como la educación, el abultado déficit fiscal y la inseguridad.
El reconocido oncólogo de 75 años, con estilo cauto y respetuoso de los protocolos, que llevó por primera vez a la izquierda al poder en 2005, toma la conducción del país tras una transgresora y más descontracturada gestión de Mujica, el ex guerrillero que pasó en prisión más de una década de su vida.
Para Vázquez, su predecesor va a ser "un punto de referencia de primer orden" y anticipó que hará hincapié en la continuidad de las políticas sociales que permitieron reducir la pobreza y la indigencia a sus mínimos valores históricos.
"Hace exactamente diez años, desde este mismo lugar me dirigía a la Asamblea General del Poder Legislativo en ocasión de asumir la presidencia de la República Oriental del Uruguay. Hoy la vida me da una segunda oportunidad", dijo en la apertura de su discurso que siguió a su juramentación.
Al destacar los principios de independencia del país, hizo referencia a la atención de los más desfavorecidos y a la integración regional. "Estos valores serán los referentes axiológicos que inspirarán y animarán las políticas y medidas concretas que desde nuestro Gobierno impulsaremos", dijo.
"El pueblo uruguayo tiene que hacer todo lo posible por ayudar a un Gobierno que arranca. Darle toda la fuerza que pueda (porque) si le va bien, mejor le va a ir al país", dijo Mujica al retirarse en su Volkswagen modelo Escarabajo de color celeste tras entregar la banda presidencial a su sucesor.
En el acto protocolar acompañaron a Vázquez los presidentes de Brasil, Cuba, Ecuador, Chile, Perú y Paraguay, entre otras autoridades de la región y diferentes partes del mundo.
Los ausentes fueron el presidente Nicolás Maduro, quien a última hora suspendió su viaje por la situación política en Venezuela, y el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, que recortó una gira por enfermedad.
Desafíos estructurales
Entre los principales retos de Vázquez está el enfrentar un alto déficit fiscal de un 3,3 por ciento del Producto Interno Bruto y mejorar una deteriorada educación, para la cual planea destinar un presupuesto de un 6 por ciento del PIB.
"El país mejoró mucho en los dos gobiernos del Frente Amplio y ahora hay que reafirmarlo. Mejoró la economía, los salarios, las inversiones, aunque no la seguridad pública y eso debe ser prioridad", dijo Leonardo García, un empleado de 31 años que se acercó a la principal plaza de la capital a participar del acto.
Aunque la desocupación e indicadores de inclusión registran sus menores cifras históricas en una economía estable, que promedia una expansión de un 6 por ciento en la última década, Vázquez deberá hacerle frente a algunas de las mayores fisuras que tiene el país sudamericano: educación e infraestructura.
"El presidente tiene por delante un gobierno mucho más complicado del que tuvo diez años atrás, cuando asumió por primera vez", dijo el analista político Juan Carlos Doyenart. "Se va a enfrentar con los problemas que se encontró Mujica y que no pudo resolver", agregó.
Otros desafíos serán un inflación que ronda el 8 por ciento anual y supera la meta oficial, así como la depreciación de la moneda cercana al 10 por ciento en los últimos 12 meses.
"Hoy (Vázquez) se encuentra una economía que se enfrió, un contexto internacional donde los precios han bajado, donde ya no es tan fácil conseguir mercado; una sociedad que se acostumbró al buen pasar y un sindicalismo muy fuerte con gran capacidad de presión y demanda. Tiene un desafío", dijo Doyenart.
El nuevo presidente de los uruguayos ganó en noviembre en segunda vuelta con un 56,5 por ciento de los votos, superando en 13 puntos a su oponente de centro, con la promesa de continuidad de las políticas sociales y económicas que caracterizaron a las dos anteriores gestiones de izquierda.
Aunque Vázquez, de estilo más ejecutivo, no prevé desandar el camino de su antecesor, ya le transmitió a su gabinete de ministros que otros serán los tiempos y modos de hacer política.
"Hay escuelas de vida diferentes que van a marcar el funcionamiento cotidiano del Gobierno", dijo Héctor Lescano, ministro de Turismo durante el primer período de Vázquez y parte del de Mujica. "Vázquez tiene una cabeza con una formación más formal, más ordenada, de mantenimiento de un cierto orden", añadió.
También deberá consolidar medidas radicales adoptadas por Mujica, que aprobó la legalización del aborto, el matrimonio entre homosexuales, inició la regularización del consumo de la marihuana y recibió a refugiados sirios y ex presos de Guantánamo.
La producción y venta legal de marihuana, aprobada hace un año y que capturó la atención del mundo, ha tenido problemas de implementación. "Vázquez quiere seguir adelante con el proceso de instrumentación del cannabis, pero quiere que salga bien", dijo una fuente cercana a él bajo condición de anonimato.
"No queremos fallar en esta fase porque una falla tira por tierra todo lo hecho y no vamos a apurarnos", agregó.