Bogotá, 9 de febrero de 2015.- En el mundo hay alrededor de 842 millones de personas que no tienen lo suficiente para comer. Siete países podrían tener la solución para este fenómeno.
Dentro de estos, cuatro son latinoamericanos. Junto a Angola, la República Democrática del Congo y Sudán, Argentina, Bolivia, Brasil y Colombia concentran 2.076 millones de hectáreas cultivables, que representan la mitad del suelo que puede usarse para siembra.
Sin embargo, estas naciones enfrentan dos problemas: la tecnificación y uso apropiado de los terrenos.
Argentina tiene disponible para cultivar 14,4% de su extensión total (lo que significa 0,96 hectáreas por cada habitante). Del total de la tierra de Brasil, 8,7% es arable (0,37 hectáreas por persona). Bolivia tiene 4% de su extensión total (0,41 hectáreas por habitante) y Colombia dispone de 1,4% de su porción total para dichos fines, lo que significaría 0,03 por cada colombiano, según cifras publicadas por el Banco Mundial.
En total, América Latina y el Caribe cuentan con 1.066 millones de hectáreas para cultivos, seguida por África Subsahariana, que cuenta con 1.031 millones. En tercer lugar está Asia Oriental con 366 millones de hectáreas, Asia Meridional, Cercano Oriente y América del Norte.
Aunque de las cifras se podría inferir que Colombia es de los que tiene menos porción cultivable, hay que tener en cuenta la extensión de cada país, lo que lo subiría a una escala mayor.
Según datos otorgados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los terrenos destinados para estas operaciones podrían crecer paulatinamente en 13% hasta 2030, dándoles cerca de 120 millones de hectáreas más. Para dicho fin, un informe publicado por la FAO aseguró que es necesaria la tecnificación de estas tierras y la apropiada utilización de las mismas.
Según José Leibovich, consultor privado y experto en agricultura, el primer problema que enfrenta el agro colombiano es que hay mucha porción de esa tierra que no se utiliza para los fines debidos “e incluso muchas hectáreas ni siquiera se están utilizando”.
Lo dicho por el consultor es confirmado por los reportes del Instituto Geográfico Agustín Codazzi y la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria que afirman que del potencial rural cultivable de Colombia (21,8 millones de hectáreas aproximadamente), solo se están utilizando cinco, de los cuales, según la última encuesta nacional agropecuaria del Departamento Nacional de Planeación (DNP), muchos se están utilizando con fines ganaderos, en lugar de agropecuarios.
Otro de los problemas que encontró Leibovich son los derechos de propiedad de las tierras, ya que muchas veces no son claros y “espantan” grandes inversiones en estos terrenos. Una de las soluciones que plantea este experto es la implementación de impuestos prediales rurales efectivos “para poder destinar estas tierras a su fin último”.
Juan José Perfetti, investigador asociado de Fedesarrollo, concordó con las conclusiones de la FAO al comentar que el futuro próspero de las tierras depende de la tecnificación de las mismas y aseguró que “la demanda de alimentos, la reducción de la pobreza y el aumento de ingresos necesitará algo más que tamaño, y las áreas de estos países no serán suficientes, a menos que se aumente la productividad agrícola en el mundo”.
Perfetti también explicó que estos países deben preocuparse por realizar un mayor gasto en investigación y atracción tecnológica, así como innovar para poder asegurar el rendimiento y la productividad. La FAO soporta lo dicho por el experto y comentó que la necesidad de innovación del sector deberá responder con una creciente demanda hasta 2030 de trigo, arroz, cereales, tubérculos y plátanos.
Leibovich aseguró que este tipo de innovaciones tecnológicas se han intentado llevar en el país desde hace más de diez años.
Sin embargo, los problemas de falta de claridad legal sobre la propiedad de las tierras han impedido que los proyectos que buscan modernizar el sector y la investigación se apliquen de forma permanente.
Otras naciones de la región que no se quedan atrás
Aunque, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, solo cuatro países latinoamericanos hacen parte de los siete que tienen más de la mitad de la tierra arable del planeta, otros países de la región cuentan con una buena extensión con vocación cultivable. Según el Banco Mundial, 11,9% de la extensión mexicana puede ser utilizada para dicho fin, 7,2% de la extensión panameña y 4,6% de la ecuatoriana. En estos países el mayor cultivo se destina a, entre otros, soja, trigo y semillas oleaginosas. De igual forma, estos tres han sido favorecidos con mayor investigación e inversión tecnológica en sus territorios.