Ciudad de México, 20 de mayo de 2015 (EFE).- La agricultura familiar es la clave para erradicar el hambre en América Latina y el Caribe, una región en la que 34 millones de personas están subalimentadas, explicó en una entrevista con Efe el responsable regional de la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), Raúl Benítez.
"En Latinoamérica coexisten diferentes sistemas productivos: las grandes empresas productoras, las cooperativas agrícolas y la agricultura familiar, que debe verse como parte de la solución, y no del problema del hambre", aseguró Benítez, que esta semana inició su primera visita oficial a Paraguay como responsable regional de FAO.
Para ello dijo que se debe dotar a los productores de la agricultura familiar del acceso efectivo a "tecnología, mercados, financiación y tierras para el cultivo".
Según Benítez, el 80 % de la producción agrícola en América Latina corresponde a la agricultura familiar, que genera el 50 % de los empleos rurales.
Pese a ello, el problema del hambre continúa afectando a 34 millones de personas en toda la región, que consumen menos de 2.200 calorías al día.
Benítez afirmó que el hambre en Latinoamérica no radica en una falta de producción de alimentos, sino en la carencia de los recursos necesarios para acceder a ellos, por lo que la subalimentación se entrelaza con la pobreza.
Agregó que la estrategia de los países latinoamericanos para combatir el hambre se basa, por un lado, en asistir a las personas más pobres y dotarlas de los recursos necesarios para que puedan adquirir los alimentos y, por el otro, en generar las condiciones para que las poblaciones vulnerables dejen de serlo.
La asistencia, según el experto de FAO, se puede proporcionar a través de transferencias directas de dinero a las familias, que pueden estar condicionadas, por ejemplo, a la escolarización o vacunación de sus hijos.
Benítez comentó además que estas transferencias de dinero suelen gestionarse de manera más eficiente cuando son entregadas a las mujeres, que "hacen que la ayuda repercuta en el bienestar de toda la familia".
En cuanto a las condiciones para que más personas abandonen las situaciones de pobreza y subalimentación, Benítez insistió en la necesidad de fortalecer la agricultura familiar y generar más empleo de forma sostenible en el tiempo.
Además, uno de los retos para garantizar la seguridad alimentaria, pero también la preservación del medio ambiente, será encontrar un equilibrio entre las demandas de más tierras para el desarrollo agrícola y las medidas para evitar la deforestación.
Benítez recordó que América Latina y el Caribe conforman la única región que puede cumplir con la meta propuesta en los Objetivos del Milenio de la ONU de reducir la tasa de personas que pasan hambre a la mitad antes de 2015.
"La meta siguiente es la erradicación total del hambre en la región antes de 2025, para la cual ya han asumido compromisos todos los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)", dijo Benítez.
El pasado mes de marzo, FAO y CELAC sellaron en Chile su compromiso para implementar un plan de seguridad alimentaria que permita erradicar el hambre en América Latina y el Caribe en los próximos diez años.
El primer punto de la estrategia es la elaboración de políticas públicas locales y regionales con el objetivo de asegurar la seguridad alimentaria.
Los otros pilares buscan asegurar el acceso sostenible a alimentos nutritivos, garantizar el bienestar nutricional de todos los grupos vulnerables de la población y combatir la obesidad, que se ha convertido en la otra cara de la malnutrición.