París, 14 de enero de 2015 (Andina).- La proliferación de las minas de oro, a veces ilegales, que se ha observado en los últimos años en varias regiones de América Latina acelera la deforestación, amenaza la biodiversidad de esas zonas y contribuye a las emisiones con efecto invernadero, según un estudio publicado este miércoles.
"La fiebre del oro mundial ha conducido a un aumento significativo de la deforestación de las selvas tropicales en Sudamérica" escriben los autores del estudio publicado en la revista Environnemental research letters.
Entre 2001 y 2013 unos 1.680 km2 de bosques tropicales desaparecieron para permitir la explotación de las minas de oro, según esos expertos.
Eso representa una pequeña parte de los millones de km2 de bosque tropical de todo el planeta, pero la riqueza biológica de las zonas que exploran los buscadores de oro son es excepcional.
"Aunque la pérdida de los bosques debido a la explotación de las minas es menos importante que la deforestación vinculada a la agricultura, se produce en las regiones tropicales con la biodiversidad más rica" destaca Nora Alvarez-Berrios, una de las autoras del estudio, citada por AFP.
En la región de Madres de Dios en Perú, por ejemplo, una hectárea de selva puede contener "hasta 300 especies de árboles" explica la investigadora de la universidad de Puerto Rico.
El agravante es que el 90% de la destrucción detectada desde 2001 ocurre en solamente cuatro regiones que forman ecosistemas, a menudo cerca de zonas protegidas.
Las regiones más afectadas son las que se reparten entre Guyana, Venezuela, Suriname, Guayana Francesa, Brasil, Colombia), el suroeste amazónico (Perú, Bolivia, Brasil), la región Tapajos-Xingu (Brasil) y la región del valle Magdalena-Uraba en el norte de Colombia.
Aunque los espacios protegidos parecen en general en buen estado, los autores del estudio estiman que una tercera parte de la deforestación ha ocurrido a menos de 10 km de esas zonas, que están expuestas a causa de ello a una contaminación química.
La producción mundial de oro, a causa de la alta demanda, pasó de 2.445 tonelas en 2000 a 2.770 toneladas en 2013.
El precio del oro también registró fuerte alzas en los últimos años, de 250 a 1.300 dólares la onza (28,3 gramos) entre 2000 y 2013.
Eso contribuyó a la apertura de nuevos yacimientos en el mundo entero, incluso aquellos que están en plena selva, de difícil acceso.