Busán, 30 de marzo de 2015.- Varios países de América Latina y el Caribe necesitan realizar consolidaciones fiscales debido a crecientes desbalances presupuestarios y riesgos financieros, según el informe anual macroeconómico del Banco Interamericano de Desarrollo emitido hoy.
El informe 2015 aborda la cuestión de cómo deberían adecuarse los presupuestos y a qué velocidad, al tiempo que proyecta un escenario de base de crecimiento anual para 2016-2019 del 3 por ciento, similar a la década de 1990 pero por debajo del 4,7 por ciento registrado durante el período pre-crisis de 2003-2008. Nuevos shocks externos negativos en China, Japón y Europa podrían erosionar más aun el crecimiento económico.
Del lado positivo, un crecimiento más vigoroso de Estados Unidos y precios más moderados de las materias primas, incluyendo el petróleo, podrían ayudar a los países importadores de energía y que tienen fuertes lazos comerciales con Estados Unidos.
“América Latina y el Caribe ha tenido un buen desempeño en los años que siguieron a la crisis financiera global, aumentando el gasto fiscal para impulsar el crecimiento económico”, dijo el Economista Jefe del BID José Juan Ruiz. “Pero los menores precios de las commodities y un mayor gasto inflexible amenazan con erosionar esos avances. Los países deberán encontrar la forma de incrementar sus ingresos y mejorar la eficiencia del gasto, y a la vez proteger sus logros sociales”.
El informe – El Laberinto, Cómo Puede América Latina y el Caribe Navegar la Economía Global – señala tendencias comunes que afectan a toda la región y también aporta un análisis de situaciones específicas que enfrentan los países por separado, al tiempo que formula sugerencias de políticas para llevarlas a cabo. El reporte fue emitido durante la Reunión Anual del BID en Busan, Corea.
La desaceleración del crecimiento se produce en momentos de alta inflación en algunos países, lo que reducirá su capacidad de utilizar la depreciación cambiaria para responder a los shocks negativos.
Al mismo tiempo, se espera que las amortizaciones de bonos corporativos aumenten anualmente para alcanzar $64.000 millones en 2020, su mayor parte en dólares. La emisión en dólares se catapultó en los últimos años pero ahora está descendiendo y podría caer por debajo del nivel requerido para afrontar los pagos.
Commodities: ganadores y perdedores
Desde el 2011 hasta la fecha, los precios de los metales han caído un 44 por ciento, los de los alimentos un 20 por ciento, y los del petróleo un 59 por ciento. Si bien los precios de las commodities están sujetos a volatilidad, el informe no anticipa un rebote de precios a sus anteriores altos niveles en el futuro cercano.
En nueve países dependientes de las materias primas, la caída anual promedio de ingreso fiscal es del 9 por ciento en el escenario de línea de base. Esto incluye desde un 2 por ciento para Perú hasta más de un 10 por ciento para Trinidad y Tobago, Ecuador y Venezuela.
El impacto sobre la balanza comercial varía mucho de país en país. Los ganadores son 11 países de América Central y el Caribe que gozarán de un efecto positivo superior al 1,5 por ciento del PIB gracias a la caída de los precios de las commodities. Por otro lado, países como Brasil y México sufrirán efectos negativos leves, en tanto que Bolivia, Trinidad y Tobago, Colombia, Venezuela y Ecuador se verán más afectados.
Consolidación fiscal
Por cuarto año consecutivo, el presupuesto fiscal estructural primario se ubicó en territorio negativo, de -1,1 por ciento del PIB en 2014. Desde 2010, el balance fiscal estructural primario mejoró en sólo 6 de 20 países. Once de ellos –que representan el 58,5 por ciento del PIB regional– deberían hacer consolidaciones fiscales para evitar mayores niveles de endeudamiento.
La consolidación fiscal adecuada variará de país en país. Retrotraer el nivel de gastos puede ser difícil para muchos en la región. En un plazo de siete años, el gasto público primario creció 3,7 por ciento del PIB, del cual 2,7 puntos porcentuales corresponden a gastos inflexibles como salarios, subsidios y transferencias.
Los países con altos ingresos impositivos podrían beneficiarse de una reducción del gasto, en tanto que aquellos con bajos ingresos fiscales como proporción del PIB podrían optar por ampliar la base impositiva, eliminar subsidios y excepciones a los gravámenes, y mejorar la administración impositiva. Los bajos precios de la energía ofrecen una oportunidad para considerar impuestos verdes que también podrían redundar en beneficios ambientales.
Los países también podrían aprovechar mejor sus recursos. En salud, la región se ubica entre 12 y 44 puntos porcentuales por debajo de las naciones más eficientes en generación de una expectativa de vida saludable con los recursos disponibles. En educación, el gasto se elevó desde el 4,2 por ciento del PIB al 5,6 por ciento del PIB en 13 años, con pocas evidencias de una mayor efectividad.
Casi uno de cada cuatro habitantes de la región se beneficia de transferencias condicionales de efectivo, pero muchos programas podrían enfocarse con mayor precisión en la pobreza extrema.
“Muchos países deben encontrar un equilibrio complicado: por un lado, es necesaria una mayor productividad para impulsar el crecimiento potencial; pero por el otro, y dadas las magras perspectivas a nivel mundial, no deben perder de vista la aritmética de la sostenibilidad de la deuda”, dijo Andrew Powell, coordinador del informe del BID. “Se deben calibrar cuidadosamente los esfuerzos de consolidación tanto en el cuándo y el cómo se llevan a cabo en los años venideros”, agregó.