Naciones Unidas, 11 de febrero de 2015 (Télam).- La representante permanente ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), María Cristina Perceval, lo aseguró al tomar la palabra en la reunión de alto nivel de la Asamblea General para debatir los medios de implementación para una agenda transformadora post-2015.
Al tomar la palabra en la reunión de alto nivel de la Asamblea General para debatir los medios de implementación para una agenda transformadora post-2015 que tuvo lugar ayer en ONU, Perceval hizo hincapié -además- en la necesidad de que los países desarrollados cumplan con destinar el 0,7% de su PBI a la asistencia oficial para el desarrollo.
La representante argentina destacó, asimismo, la importancia de modificar “las disciplinas y la estructura de funcionamiento de la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el sistema financiero internacional”.
En la discusión sobre un nuevo esquema de alianzas para la aplicación de la agenda de desarrollo post 2015 y la realización de los Objetivos de Desarrollos Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, Perceval enfatizó las fuertes desigualdades entre los países, y dentro de cada país, que obturan la posibilidad de planificar un desarrollo sustentable y las dificultades dentro de los organismos internacionales para fomentar un desarrollo más equitativo e inclusivo.
“Un mundo donde el 80% de los habitantes vive con apenas el 5,5% de la riqueza global mientras que el 1% más rico posee el 81% de dicha riqueza global es la más clara evidencia que debemos cambiar”, señaló la embajadora ante los presentes.
Perceval, hizo mención a la desigualdad de género y edad la cual muestra “no una brecha sino un abismo de igualdad al reconocer que el 70% de los pobres del mundo somos mujeres o que los jóvenes tienen de 3 a 5 veces más posibilidades de estar desempleados que los adultos”.
Bajo este marco y para que “el cambio sea real y sustentable, no basta con coincidir con los fines sino también con las causas y los medios necesarios para erradicar la pobreza y lograr un mundo más justo, incluidos los medios de implementación”, afirmó según un comunicado de prensa difundido por la misión argentina.
Por último, la representante argentina ante ONU criticó la “falta de cumplimiento de compromisos asumidos en cumbres pasadas” siendo que se “destaca la lentitud de los progresos en relación con la transferencia de tecnología y la escasa movilización de recursos financieros y créditos puestos a disposición por los países desarrollados en función de los compromisos asumidos”, tal como lo ejemplifica el caso de los medicamentos para el tratamiento del HIV, que siguen siendo inaccesibles en los países en desarrollo, o mismo la creación de conocimiento y el acceso a las tecnologías que es marcadamente desigual entre los países.
Por su parte, el presidente del G77+China y representante de Sudáfrica, Kingsley Mamabolo, coincidió que un abordaje holístico de la agenda de desarrollo post 2015 implica “no sólo recursos financieros y transferencia de tecnología si no también la reforma estructural de las agencias internacionales de financiamiento”.
Mamabolo sostuvo que las metas de desarrollo internacionales deberán estar alineadas con las agendas domésticas y expresó que el G77+China buscará implementar políticas coordinadas en lo referido al financiamiento y la reestructuración de las deudas de cara a colaborar con un ambiente macroeconómico estable que facilite la inversión extranjera directa y la estabilidad a largo plazo.
El representante de la Comunicad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y Representante Permanente de Ecuador, el embajador Xavier Lasso, señaló que es necesario aumentar y fortalecer la cooperación Sur-Sur y defendió el rol del Estado en el financiamiento del desarrollo sustentable.
“Aunque reconocemos la importancia del sector privado, el financiamiento público será el eje de la financiación de la agenda de desarrollo post 2015”, concluyó.
La agenda de desarrollo post-2015 es un proceso dirigido por los Estados Miembros de las Naciones Unidas cuyo objetivo es definir un marco de desarrollo global que sucederá a los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio que funcionaron en los últimos 15 años como marco para la acción colectiva de todos los países orientada a la reducción de la pobreza y a la mejora de la vida de las personas de escasos recursos.