Naciones Unidas, 5 de febrero de 2015 (PL).- El embajador de Bolivia en Naciones Unidas, Sacha Llorenti, consideró un honor la elección de su país para liderar el Comité sobre el Proceso de Reestructuración de la Deuda Soberana.
Este mecanismo creado por la Asamblea General en diciembre último está destinado a frenar la voracidad de los fondos buitre.
Constituye motivo de orgullo presidir este paso histórico, en un escenario mundial marcado por el injusto orden financiero que se mueve a capricho de los poderosos y solo defiende sus intereses, declaró Llorenti a Prensa Latina, poco antes de encabezar una reunión del órgano.
De acuerdo con el diplomático, el Comité representa una esperanza para las naciones en desarrollo, las más vulnerables a los fondos especulativos (llamados fondos buitre), de solucionar el tema de la deuda sin un devastador impacto socio-económico.
Tenemos el caso reciente de Argentina, que no es el único, también países africanos y caribeños pasan por esa tragedia, advirtió en la entrada del Consejo de Administración Fiduciaria, donde hoy concluye la primera de las tres sesiones previstas este año para el novedoso instrumento.
Argentina libra una batalla con compradores de títulos de deuda apoyados por el juez norteamericano Thomas Griesa, quien dictaminó que Buenos Aires debía pagarles el mil 600 por ciento de lo abonado para adquirir los documentos, hecho que impulsó al Grupo de los 77 más China, el cual reúne a 134 estados del sur, a promover en la Asamblea el proceso de reestructuración.
"No solo se trata de lidiar con los fondos buitres, esto tiene que ver con el injusto sistema financiero imperante, un obstáculo para el desarrollo y el combate a las enormes desigualdades existentes en el planeta", subrayó Llorenti.
Entre las prioridades del Comité presidido por Bolivia desde el comienzo de sus sesiones, el 3 de febrero, destaca establecer un marco legal multilateral para resolver el asunto de la deuda soberana de manera oportuna, eficaz, duradera y aceptable para las partes.
Sabemos que será una labor muy compleja, en la que tenemos la intención de acercarnos a los 193 estados miembros de Naciones Unidas, para escuchar sus percepciones y necesidades, aseguró el diplomático.
Según el embajador boliviano, aunque el proceso resulta en esencia intergubernamental, en el mismo contarán con espacio las instituciones financieras globales y regionales, el sector privado y la sociedad civil.
"Ojalá que todos los países se involucren de una manera decisiva en los esfuerzos de reestructuración, por su impacto en la estabilidad financiera y el desarrollo inclusivo", afirmó Llorenti, en alusión al poco interés mostrado por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.
Esas naciones rechazaron en septiembre la resolución de la Asamblea General que puso en marcha el mecanismo de reestructuración de la deuda, y la que tres meses después creó el Comité para tales efectos.