Washington, 15 de junio de 2015.- Los países comenzarán un nuevo capítulo de su desarrollo este año con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Estos nuevos objetivos, que sustituirán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ampliarán la visión del desarrollo a fin de abarcar cuestiones económicas, sociales y medioambientales. Para alcanzar estos objetivos, son fundamentales los dos elementos siguientes: dinero y políticas adecuadas para utilizar el dinero. El FMI, junto con muchos otros miembros de la comunidad internacional, se asociará con los países para unificar estos dos elementos.
Nuevos objetivos, nuevo mundo
Dado que desde principios de los años 2000 el mundo está cada vez más interconectado, los países están llevando adelante los objetivos de desarrollo en un nuevo entorno. Los flujos mundiales de comercio han aumentando de manera sostenida en las últimas dos décadas.
Muchas economías de frontera se están integrando rápidamente en los mercados financieros mundiales. En 2014, por ejemplo, Côte d’Ivoire, Ghana, Kenya, Senegal.
Vietnam y Zambia emitieron bonos públicos por un total de alrededor de US$7.000 millones. Al mismo tiempo, la asistencia oficial para el desarrollo ya no es la principal fuente de flujos de capital a los países en desarrollo, y se ha reducido del 1,6% del PIB colectivo de los países en desarrollo en 1990 al 0,7% del PIB en 2012.
Debido a esta mayor integración los países en desarrollo están más expuestos a los vaivenes económicos originados fuera de sus fronteras —los economistas los denominan shocks—, como fluctuaciones de los precios mundiales de las materias primas y los flujos de capital, y variaciones de los tipos de cambio, por citar algunos ejemplos.
Movilizar recursos internos
Para financiar las necesidades de desarrollo y reforzar la capacidad de resistencia a los shocks, muchos países en desarrollo necesitan aumentar los ingresos fiscales y mejorar la administración y recaudación de impuestos. Nuestro trabajo con los países muestra que las políticas internas pueden dar fruto.
Por ejemplo, Perú aumentó la presión tributaria interna del 6% al 13% del PIB durante los años noventa, y esta se ha estabilizado en alrededor del 17% desde 2010; muchos otros países -entre ellos, Tanzanía y Vietnam- también han logrado importantes avances en este terreno.
Además, existe un margen de maniobra muy amplio para fortalecer los recursos internos abordando al mismo tiempo cuestiones medioambientales a través de la reforma de los precios de la energía y la tarifación de las emisiones de carbono, por citar un ejemplo.
El FMI está ayudando a los países a fortalecer su capacidad para captar fondos a nivel nacional y reformar los impuestos y subsidios a la energía, entre otros.
Las principales economías avanzadas y de mercados emergentes también pueden ayudar adoptando medidas colectivas, entre las cuales están las siguientes: cumplir los compromisos de ayuda externa para respaldar a los grupos más vulnerables, reforzar la cooperación fiscal internacional, reactivar la agenda de liberalización del comercio mundial y acordar metas para la reducción de las emisiones de CO2 en la Cumbre sobre el cambio climático que se celebrará en París en diciembre de 2015.
El objetivo es construir economías sólidas
El dinero por sí solo no es suficiente; los países necesitan políticas para poner en práctica los Objetivos de Desarrollo Sostenible según sus circunstancias particulares. Deberán adoptar la combinación adecuada de políticas para mantener un entorno que favorezca la inversión y permita utilizar de manera eficaz los recursos disponibles en ámbitos prioritarios, como salud y educación. En particular, la aplicación de políticas adecuadas puede ayudar a los países a recuperarse y sobrellevar incluso los peores shocks originados fuera de sus fronteras.
Esta combinación de políticas deberá abarcar medidas dirigidas a elevar los aportes provenientes de sus propios recursos para financiar sus objetivos y asegurar que los países utilicen adecuadamente sus fondos, ya sean provenientes de préstamos o de impuestos, a fin de subsanar las deficiencias de infraestructura y promover la inclusión. Esto ayudará a lograr un crecimiento sólido, sostenido y más extendido, con niveles de deuda que se mantengan sostenibles. Todos estos componentes son importantes para el éxito de la estrategia de desarrollo y constituyen un elemento central de la labor que el FMI lleva a cabo con los países.
Los países son los pilotos que están al volante y avanzan hacia sus objetivos de desarrollo. Los socios en las economías más avanzadas también pueden colaborar, adoptando medidas para promover la estabilidad económica y financiera mundial. Y las instituciones internacionales son como los equipos de boxes o de abastecimiento de los países en desarrollo: un grupo de expertos técnicos y asesores que trabajan con el piloto para que el coche siga en la pista.
El FMI está trabajando con los países en desarrollo para reforzar la capacidad de resistencia de sus economías en un mundo más interconectado. Estamos examinando varias opciones para perfeccionar nuestros servicios de financiamiento a fin de mejorar el acceso a los recursos concesionarios del FMI para los países más pobres y vulnerables. También estamos analizando la manera de reforzar las redes de protección social en los países que tienen acceso a los mercados de capital extranjero, lo que también les expone a shocks de flujos de capitales. Estas reformas están orientadas a ayudar a los países en desarrollo a prepararse mejor para hacer frente a shocks económicos mientras avanzan en su proceso de desarrollo.
Ahora que emprendemos rumbo a Addis Abeba y más allá, todos los miembros de la comunidad internacional debemos redoblar nuestros esfuerzos para que los Objetivos de Desarrollo Sostenible puedan convertirse en realidad.