Madrid, 23 de marzo de 2015.- Hablar el mismo idioma no es sinónimo siempre de entenderse bien. Y, al contrario, dos lenguas distintas pueden combinarse a veces en una fórmula válida para los negocios. Lenguaje y empresa no tienen por qué situarse en el mismo esquema, excepto si el ejemplo es tan curioso como el que protagonizan nuestras exportaciones en Brasil. Pese a ser este el único país de Latinoamérica de habla no española, se ha convertido en 2014 en el principal receptor de nuestros productos en esa zona.
De este modo, el país lusófono se ha colocado en el puesto número 16 de los principales importadores de nuestros bienes, lo que supuso más de 3.000 millones de euros. Y aunque esta cifra se traduce en realidad en un descenso del 13,3% con respecto a 2013, lo que no resta importancia a su posición absoluta en el ranking.
Todo esto a pesar de que la economía brasileña no se encuentra en un momento especialmente bueno. A la espera de los datos del PIB del último trimestre de 2014, la Oficina Económica y Comercial de España de nuestra embajada allí adelantaba, con los números del mes de febrero, que Brasil está atravesando un periodo complicado. Así, la alta inflación y la subida de los precios administrados no han logrado compensar la subida de los tipos de interés, empujado todo ello por el gran déficit público del país.
La exportación allí crece un 8,5% en diciembre.
Sin embargo, los datos arrojados recientemente por el Ministerio de Economía y Competitividad demuestran que, más allá del déficit registrado por nuestras exportaciones a Brasil de enero a noviembre, diciembre compensó estos resultados con un crecimiento del 8,5%. Y si el producto español gusta allí, lo normal es que nuestras empresas traten de aprovecharse de esta buena acogida para ampliar las fronteras de sus negocios.
El sector que más ha crecido en interés en 2014 por parte del público brasileño fueron, fue la alimentación, con un aumento del 19,3% con respecto al año anterior. Tras ella, los bienes de equipo, las semimanufacturas y los productos energéticos también ocupan un buen puesto en esta lista, aunque en todos los casos, el resultado empeoró con respecto a 2013. Por segundo año consecutivo, España ha logrado unas cifras favorables allí, rompiendo con el tradicional déficit.
Energías renovables
Pero si se habla de internacionalización, las empresas relacionadas con la tecnología y las energías renovables son las que mayor filón han encontrado al otro lado del charco. El enorme potencial de los recursos naturales allí y las posibilidades que da establecerse en un país que continúa dibujando la hoja de ruta que marcará el panorama empresarial futuro, convierte a Brasil en un buen socio.
De hecho, este país aumentó en un 126,7% su generación de energía eólica, lo que le convirtió en el cuarto del mundo que más vio crecer esta capacidad productiva en 2014. De hecho, las 195 centrales eólicas que existen en Brasil hacen que este se sitúe entre los 11 países que más energía generan gracias a la fuerza del viento.
Un ejemplo de compañía que decidió dar el salto es el Grupo Inbobe, de desarrollo de proyectos de ingeniería, que ha establecido en Brasil una filial gracias a un programa de financiación de Cofides. La empresa ha puesto en marcha, en el eje de Río de Janeiro-Sao Paulo, un centro de fabricación de muro cortina y fachada ventilada.
En este sentido, aliarse con un socio nacional para llevar a cabo proyectos de gran envergadura es otra de las formas de acercarse más al éxito. Entre las diferentes estrategias para asentarse en un mercado, lograr financiación o consolidar un plan de internacionalización, se debe escoger la que vaya más en consonancia con el modelo de negocio. Para ello, lo primero es conocer bien la propia compañía y, si esto le lleva a Brasil , adelante. Pasar a formar parte de un mercado en construcción acarrea probablemente más ventajas que incovenientes, aunque los riesgos se multipliquen ante tantas incertidumbres.