14/12/2015, Deutsche Welle, Alemania.- La Organización Mundial del Comercio se encuentra en una encrucijada: si no logra incluir en sus decisiones a los países más pobres, podría desmoronarse. ¿Qué tan probable es esto? Probablemente tampoco la décima conferencia de la OMC, que se celebrará del 15 al 18 de diciembre de 2015 en la capital keniana de Nairobi, traerá el éxito esperado.
Hace 14 años, los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se pusieron de acuerdo en levantar las restricciones comerciales e impulsar la apertura de los mercados. Hoy día, la meta sigue siendo la misma de entonces: liberalizar el comercio global. Mientras que Occidente exige el libre acceso para sus mercancías y servicios a los mercados de los países en desarrollo, estos aspiran a que la UE y EE. UU. eliminen las subvenciones agrarias y abran sus mercados a sus productos agrícolas.
Probablemente tampoco la décima conferencia de la OMC, que se celebrará del 15 al 18 de diciembre de 2015 en la capital keniana de Nairobi, traerá el éxito esperado. Heribert Dieter, experto de la Fundación Ciencia y Política, augura que en la conferencia de Nairobi solo se acordarán algunos pasos pequeños o que, en el peor de los casos, la OMC incluso podría desmoronarse. Como consecuencia, en el futuro el mundo solo se concentraría en tratados entre países individuales o regiones, opina.
Los países pequeños salen perdiendo. No obstante, para Dieter, las conferencias en el marco de la OMC tienen un alto valor, sobre todo desde la perspectiva de los países más pobres y débiles. Y es que los países pequeños, por ejemplo en el continente africano, no participan en los grandes proyectos, ya sean tratados transatlánticos como el TTIP o el tratado transpacífico TPP.
“Solo la OMC, solo la ronda de negociaciones multilaterales puede lograr que los países más pequeños encuentren su lugar en la economía mundial”, puntualiza el experto. Según Dieter, a raíz de una serie de mecanismos, los grandes tratados de comercio reducen las perspectivas de desarrollo de los países más pequeños, lo cual es contraproducente, por ejemplo, a la hora de combatir las causas de la migración masiva.
Mecanismos útiles. Pese a todas las adversidades, la OMC seguirá existiendo, puesto que todavía cuenta con algunos mecanismos útiles, como la solución de conflictos comerciales a través de tribunales de arbitraje públicos en lugar de privados, señala Dieter.
De momento, ha revivido una intensa discusión en torno a las subvenciones agrarias. Ante el fuerte aumento de las importaciones de alimentos, los países más pobres, como India, pretenden establecer mecanismos especiales de protección, algo que tanto los estadounidenses como los europeos rechazan.
Asimismo, este año, la OMC celebra su vigésimo aniversario. En 1995, año de su fundación, contaba con cerca de 120 países miembros. Recientemente Kazajistán se le unió como miembro número 162. Esto muestra que el atractivo de la OMC sigue intacto. No obstante, por otro lado, no ha logrado convertirse en el único foro en el que se debata la futura regularización del comercio global. Heribert Dieter pone el dedo en la llaga: “Hay un gran número de tratados de libre comercio regionales: 400 han entrado en vigor, más de 200 están siendo negociados – el balance es mediocre”.