Santo Domingo, 7 de agosto de 2015.- Ante la crisis diplomática que atraviesan los gobiernos de Haití y República Dominicana, el relacionamiento comercial de ambas naciones debe ser repensado en función de lo que conviene tanto a los sectores productivos como a las necesidades manifiestas de sus pobladores.
En esto coinciden algunos expertos consultados por LISTÍN DIARIO, que insisten en que esta nueva situación es una oportunidad para el establecimiento de reglas claras que permitan la complementariedad comercial, protocolos de entendimiento en cooperación, e intercambio económico, o un tratado de libre comercio que haga posible un flujo comercial armonioso, justo y sostenible.
Los economistas Edwin Croes, Antonio Ciriaco Cruz y el director ejecutivo de la Fundación Zile, Edwin Paraison resumieron los retos de las relaciones comerciales entre ambas naciones en que se logre una demostración de voluntad política para edificar un nuevo relacionamiento comercial que busque el equilibro en los intereses de los pueblos.
Croes estimó, como una acción de política estratégica, que el Gobierno dominicano propicie mecanismos de colaboración para el desarrollo de infraestructura en la zona fronteriza y en Haití, tales como puentes, carreteras, sistemas eléctricos, hospitales, escuelas, alcantarillado y agua potable.
Criticó la falta de visión de la élite política dominicana y los planificadores gubernamentales. “Si nosotros nos beneficiamos económica, política y culturalmente de las cosas de allá (en Haití), marchen mejor; pues el Gobierno dominicano y la élite política y empresarial debería ver esa colaboración con el Gobierno haitiano como una inversión con una rentabilidad tremenda, mil y pico de millones de dólares en un mercado cautivo, en el único mercado que somos competitivos”, enfatizó el economista miembro del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Señaló que uno de los obstáculos que dificulta el comercio es que los empresarios locales y haitianos quieren defender sus negocios y temen abrir sus mercados. Dijo que ese es un miedo natural de “clase, de grupo, de élite, que tienen los empresarios y la élite política haitiana”, y apuntó que ese es un tema que debe ser trabajado por los dominicanos, estrechando las relaciones políticas.
Refirió que las debilidades de las instituciones haitianas juegan un papel importantísimo en la construcción de un relacionamiento comercial sano, y de igual forma afectan las debilidades de las entidades dominicanas.
Para Edwin Paraison la realidad plantea la necesidad de reglas de juego claras que permitan una complementariedad comercial al igual que la captación mutuamente beneficiosa de capitales.
“Las medidas unilaterales pueden agravar más la situación”, indicó Paraison, y dijo que la Fundación Zile propone la realización de una cumbre sobre las relaciones binacionales con la participación de todas las fuerzas vivas de ambas naciones.
El director de la Escuela de Economía de la UASD, Antonio Ciriaco Cruz se mostró partidario del establecimiento de protocolos de entendimiento que permitan unificar criterios comerciales en materia de cooperación, e intercambios económicos que eviten los conflictos comerciales que se dan en la frontera. Asimismo, armonizar las políticas públicas y lograr mayor coordinación de los estados de ambas naciones.