Washington, 14 de abril (Reuters).- Los países latinoamericanos tendrán que ajustarse el cinturón ahora que los mayores costos de endeudamiento y los precios más débiles de las materias primas enfriaron el crecimiento y los forzaron a hacer mucho más por avivar la economía, advirtieron funcionarios.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) esperan para este año una desaceleración de la región frente al año pasado por la expansión más débil en China que afectó la demanda de materias primas, y también por la menor liquidez ante la reducción del estímulo de algunos bancos centrales.
El FMI espera que la economía de Latinoamérica se expanda un 2,5 por ciento este año, en lo que sería su cuarto año seguido de desaceleración.
"La región está claramente saliendo de un período de alto crecimiento, sobre todo en el cono sur", dijo el jefe del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, durante las reuniones de primavera del organismo multilateral.
Los expertos dicen que los países de Latinoamérica, veteranos en crisis financieras propias y globales, deberían resistir en términos generales la turbulencia acarreada por la normalización de las políticas de inyección de liquidez en economías avanzadas como Estados Unidos.
Pero qué tan bien resistirán, dependerá del estado de la economía de cada país y de su apetito de reformas para impulsar la productividad, aumentar la competitividad y apoyar la inversión.
"Tenemos que reconocer que el crecimiento no será impulsado por la liquidez excesiva o el acceso barato a financiamiento; el crecimiento tiene que ser creado desde adentro y ahí es donde las reformas estructurales son siempre útiles", dijo el ministro de Hacienda de México, Luis Videgaray, en una reciente entrevista con Reuters.
Unos pocos países ya han dado algunos pasos. México está en medio de un proceso de reformas estructurales que incluyen al sistema bancario, los impuestos y el sector energético; Colombia ha anunciado reformas fiscales y el nuevo gobierno de Chile planea una reforma a fondo de la educación.
Pero otros como Brasil y Argentina, con un crecimiento alentado por la demanda de China de materias primas, tienen menos incentivo para reformar sus economías. El FMI espera que el crecimiento en Brasil, la mayor economía de Latinoamérica, se desacelere a un 1,8 por ciento en el 2014.
El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, criticó el pronóstico, asegurando que el FMI era demasiado pesimista. El gobernador del banco central, Alexandre Tombini, dijo que Brasil estaba cómodo con su estrategia de acumular reservas y después usarlas para intervenir en los mercados cambiarios cuando fuera necesario.
"Hemos descubierto que nuestra estrategia aguanta estos ciclos financieros globales", dijo en un evento de Brookings Institution.
Reformas dolorosas
Brasil, México y Argentina, como miembros del Grupo de las 20 economías emergentes y desarrolladas, se han comprometido a impulsar el crecimiento en un 2 por ciento anual durante los próximos cinco años a través de nuevas reformas estructurales.
Otros países latinoamericanos tienen que seguir el ejemplo, dijeron el FMI y el Banco Mundial.
"Creo que hay un consenso generalizado en la región de la necesidad de modernizar nuestra infraestructura y adaptar nuestros sistemas educativos para impulsar el talento y la innovación", dijo el economista jefe para Latinoamérica del Banco Mundial, Augusto de la Torre, describiendo a la productividad como el "talón de Aquiles" de la región.
"Este es un proceso lento y complicado, y los resultados no se verán de la noche a la mañana, pero es clave lograr acuerdos nacionales por sobre las sensibilidades políticas", agregó.
El Banco Mundial dijo que una prueba de la exposición de los países a las condiciones financieras internacionales más restringidas y a menores precios de las materias primas mostró que aquellos con un fuerte enfoque hacia una meta de inflación estaban mejor posicionados para contrarrestar esos choques con tasas de interés, incluyendo a Colombia, Chile, México y Perú.
Brasil tiene menos espacio para absorber los choques con política monetaria, dado que la persistente inflación elevada ha obligado a disparar las tasas de interés, hoy en un 11 por ciento, dijo el Banco Mundial.
Werner del FMI advirtió que el efecto de una política monetaria más restrictiva en las economías avanzadas podría ser "agudo" en países con grandes déficit de cuenta corriente, alta inflación y limitado espacio en su política doméstica.
"Esos países que tienen un nivel de deuda más alto, deuda de menor plazo y flujos de capital más volátiles tendrán mayores desafíos que aquellos con menores necesidades financieras, menores déficit de cuenta corriente y una mejor estructura de pasivos", dijo.