Washington, 28 de octubre de 2014.- Los países latinoamericanos pueden impulsar considerablemente sus exportaciones y diversificarlas en productos más sofisticados, si toman medidas para convertirse en socios fiables en cadenas globales de valor -un modelo que puede desarrollar la industria local sin tener que construir cadenas domésticas completas- según un nuevo estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El estudio, titulado, “Fábricas sincronizadas: América Latina y el Caribe en la Era de las Cadenas Globales de Valor,” revela que muy pocos países de la región están aprovechando los beneficios que ofrece la organización internacional de la producción, como las transferencias de conocimientos y tecnología que los fabricantes suelen compartir con proveedores de países en desarrollo.
Su capacidad para participar en las cadenas globales de valor se ve obstaculizada porque la región se encuentra muy rezagada con respecto a Europa y Asia en lo que atañe a capacidad logística, incluyendo la infraestructura física de puertos y aeropuertos, así como en tecnologías de información y comunicaciones (TIC), que son elementos vitales para el buen funcionamiento de los métodos de manufactura ajustada que prefieren los principales fabricantes internacionales.
Además, América Latina y el Caribe están retrasados frente a otras regiones en materia de reducción de trabas regulatorias y en la adopción de acuerdos de libre comercio que permitan racionalizar y reducir los costos de las transacciones internacionales. Mientras el promedio de las exportaciones de un país europeo incluye alrededor de 39% de su valor en insumos de otras naciones, por ejemplo, la proporción en América Latina sólo es 22%.
“La aparición de las cadenas globales de valor brinda a los países en desarrollo la oportunidad de ingresar a nuevos ámbitos de negocios sin verse obligados a dominar cada aspecto de la producción del bien final”, dijo Juan Blyde, Economista Líder del Sector de Integración y Comercio del BID y coordinador del estudio. “Sin embargo, para aprovechar plenamente este fenómeno, es vital el mejoramiento de la infraestructura de transporte y logística y la facilitación de los negocios”.
El estudio revela que:
- Si América Latina y el Caribe moderniza el transporte y la logística hasta alcanzar niveles similares a los de la Unión Europea, la región puede atraer 20% más de inversión extranjera directa (IED) asociada con cadenas de valor.
- Los países que comparten acuerdos de integración regional profundos con países socios, tienden a atraer 12% más de IED relacionada con cadenas de valor que los países sin acuerdos.
- El fortalecimiento del estado de derecho puede hacer que los países se tornen más atractivos para las firmas internacionales que desean radicar una parte de su producción en América Latina, donde son necesarios 733 días para hacer cumplir un contrato, en lugar del promedio de 389 días en Asia.
En el libro se examinan estudios de casos de empresas en las ramas de la aeronáutica, automotores, informática y agroindustrias de Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México que se unieron a cadenas de valor mundiales, y se formulan recomendaciones de política sobre la forma en que los gobiernos y las empresas pueden fomentar otros encadenamientos de esta índole.
“Fábricas sincronizadas: América Latina y el Caribe en la Era de las Cadenas Globales de Valor” es la publicación emblemática anual del Sector de Integración y Comercio del BID, dedicada a la reducción de los costos del comercio exterior en la región.