París, 21 de mayo de 2014 (EFE).- Latinoamérica debe cambiar su modelo económico para hacer de la inversión el vector de su crecimiento en relevo del consumo, en un momento en que se prevé una ralentización de la demanda global de materias primas, señaló la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
"Nuestro gran problema en Latinoamérica es la inversión y el ahorro", destacó Bárcena en la apertura del segundo foro económico Europa-Latinoamérica, organizado en la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en París.
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destacó que el crecimiento del 2,7% esperado para este año en la región se sustenta esencialmente en el consumo, no en el comercio y menos todavía en la inversión.
E insistió en que el gran problema de Latinoamérica de ser la zona del mundo con mayores desigualdades lleva aparejado otro que es el de una baja productividad.
A su juicio, corregir las carencias en el terreno de la innovación y del escaso peso de los sectores tecnológicos va de la mano de la disminución de las desigualdades sociales, lo que exige "una nueva ecuación entre el Estado, el mercado y la sociedad".
Bárcena subrayó la convicción de la CEPAL de que "la igualdad es un vector del crecimiento", antes de explicar que aunque en Latinoamérica ha disminuido la pobreza, eso "no es suficiente" porque no se está solucionando la fractura en la distribución de los ingresos.
En su análisis, habló de "tres barreras estructurales" ante esa cuestión, que son la "vulnerabilidad exterior", la baja productividad de la gran masa de pequeñas y medianas empresas -que suponen la inmensa mayoría del empleo (en gran medida informal) aunque contribuyen poco al Producto Interior Bruto (PIB)-, y "la debilidad de nuestro marco institucional".
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, indicó que los europeos y los latinoamericanos afrontan una serie de retos comunes actualmente en la salida de la crisis, y entre ellos se refirió al de conseguir un "crecimiento incluyente", que significa proporcionar mejores estándares de vida para todo el mundo.
Gurría consideró que "ambas (regiones) necesitan reformas estructurales", reforzar su competitividad y crear nuevas oportunidades para los que se incorporan al mercado de trabajo y a los que están en paro, antes de advertir de que el dinamismo de China y de otros países del sureste asiático ha modificado el paisaje de la globalización.
El anfitrión de este segundo foro económico, que reúne hasta hoy sobre todo a expertos y a académicos de uno y otro lado del Atlántico, recordó algunos de los avances constatados en Latinoamérica en los últimos años, como que unos 60 millones de personas hayan salido de la pobreza entre 2002 y 2013, en particular en Brasil, y que haya emergido una clase media más numerosa.
Frente a eso, comentó que "Europa está sólo ahora gradualmente empezando a crecer" y "se siguen destruyendo empleos en algunos países de la zona euro", donde el paro juvenil llega a tasas del 50%. Además, "la herencia de la crisis", como el incremento de las desigualdades o la desconfianza en los gobiernos, siguen presentes en el Viejo Continente.
Para el secretario general del conocido como el "Club de los países desarrollados", la experiencia pasada en la reestructuración de la deuda de países como Brasil y México puede servir de inspiración a los europeos que tienen que equilibrar sus cuentas públicas.
En paralelo, estimó que Europa ofrece un ejemplo a Latinoamérica de integración, un punto sobre el que Bárcena coincidió en que la región tiene que avanzar.