Montevideo, 12 de diciembre de 2014 (EFE).- "Uruguay hace más de un año solicitó su ingreso al Tratado y estamos esperando que sea ratificado pronto por el Parlamento uruguayo", explicó a Efe el embajador de Venezuela en Uruguay, Julio Ramón Chirino, durante una recepción en la residencia oficial venezolana de Montevideo.
Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América y del Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TPC) celebraron diez años de integración en Uruguay, país del que esperan su pronta adhesión oficial al Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE) para intercambios comerciales.
Chirino aseguró que, después de su constitución hace diez años, la ALBA-TPC busca ahora consolidar el modelo del SUCRE, que supone "comercializar entre sus países sin la intermediación de divisas extranjeras a partir de una moneda virtual".
Se trata de "una canasta" de las distintas monedas de los países que comercian, cuyos respectivos Bancos Centrales compensan cada seis meses, "independientemente de cómo sea la balanza para cada una de esas naciones", añadió.
El embajador venezolano apuntó la importancia del ingreso de Uruguay en el SUCRE por el volumen de su Producto Interior Bruto (PIB) y porque "ampliaría el comercio" entre los países de la ALBA-TPC sin tener que utilizar divisas extranjeras.
Esta moneda virtual "permite comerciar con mayor rapidez, reduce el tiempo de espera entre los importadores y los exportadores y elimina el riesgo cambiario", cercioró Chirino, quien señaló que no es un "sistema bilateral", puesto que abre las puertas al comercio con los múltiples países de la ALBA-TPC.
El 14 de diciembre de 2004 se firmó en La Habana el tratado constitutivo de la ALBA entre Cuba y Venezuela, al que después se incorporó Bolivia, Nicaragua y Ecuador y las islas de Antigua y Barbuda, Dominica, y San Vicente y Granadinas.
Entre los principales proyectos de la ALBA figuran el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), el Banco del ALBA y el Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE).
La ALBA-TPC constituye un espacio de integración que tiene más de 2 millones de kilómetros cuadrados entre sus distintos territorios, y más de 70 millones de habitantes, incidió Chirino, quien destacó que sus acuerdos se basan "más en la solidaridad entre países y aspectos sociales, que en programas económicos".
Al respecto, mencionó el plan de alfabetización, desarrollado por los países de la ALBA-TPC y otros de la región, por el que Venezuela y Ecuador fueron declaradas por la UNESCO naciones libres de analfabetismo.