Caracas, 28 de noviembre de 2014 (PL).- El acuerdo energético de PETROCARIBE, esquema de integración de nuevo tipo con 19 países en sus filas, gana protagonismo en un entorno donde la economía internacional muestra pronósticos de crecimiento en torno al tres por ciento en el 2014.
Para el ministerio venezolano de Relaciones Exteriores, lo novedoso de ese mecanismo creado en el 2005 está en el funcionamiento bajo los principios de solidaridad, complementariedad económica y respeto entre sus integrantes.
Asimismo, PETROCARIBE es un acuerdo inédito en el mundo, al dejar atrás el tutelaje colonial que afectó a las naciones del Caribe.
Esta herramienta constituye además un espacio donde debatimos nuestros problemas y hablamos el idioma del objetivo común de buscar las soluciones necesarias.
Por ello, ocurre la disposición de Venezuela de apoyar su continuidad a pesar de la tendencia a la baja que caracteriza en la actualidad al mercado petrolero mundial.
El balance desde su surgimiento resulta interesante, al agrupar a países que tienen en conjunto una extensión de cinco millones de kilómetros cuadrados, con una población de 102 millones de habitantes.
Gracias al acuerdo, el Producto Interno Bruto (PIB) marcó en el periodo del 2005 al 2012 un crecimiento del 24,3 por ciento, hasta llegar a los 355 mil millones de dólares.
Unido a ello, el canciller venezolano, Rafael Ramírez, afirmó que sin PETROCARIBE los pequeños Estados del Caribe insular hubiesen sucumbido ante la crisis económica, tomando en cuenta que desde su creación se garantizó el suministro de 301 millones de barriles de petróleo y derivados.
Ese volumen, expresó, equivale al 40 por ciento de los requerimientos energéticos de la región, con una facturación por ventas cercana a los 28 mil millones de dólares.
De ese total, ya se han cancelado unos 16 mil 800 millones de dólares y, como parte de esa cantidad, tres mil millones bajo la modalidad de compensación.
Además, los avances en la gestión del acuerdo permitieron la ejecución de 432 programas sociales con una inversión de tres mil 944 millones de dólares.
La gestión del acuerdo permitió también la creación de 14 empresas mixtas, con lo cual las naciones manejan de manera soberana sus propios recursos energéticos.
A su vez, la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) señaló que desde el 2005 a la fecha se han impulsado diversas iniciativas para saldar la deuda social.
De esa forma, están en marcha proyectos sociales, socio-productivos, agrícolas y alimentarios.
Entre los logros más emblemáticos se encuentran la ejecución de proyectos en materia de infraestructura, recepción, almacenamiento y distribución de petróleo y modernización de complejos refinadores.
La iniciativa de unión caribeña incorpora, junto a los acuerdos de suministro, programas de ahorro de energía, así como facilidades para gestionar créditos e intercambio de tecnologías.
Durante este periodo, por el intercambio de petróleo por bienes y servicios se han fortalecido las naciones caribeñas que durante años fueron víctimas de los abusos del capitalismo.
Ahora se impone fortalecer la zona económica de PETROCARIBE, como una necesidad de pasar del intercambio energético al relacionamiento productivo para promover la complementariedad entre las naciones del bloque.
Los ejes de esa estructura de cooperación esta en los ámbitos de transporte y comunicaciones, turismo, encadenamiento productivo, turismo, comercio e integración.
El 29 de junio de 2005 los presidentes Hugo Chávez (Venezuela) y Fidel Castro (Cuba), junto con otros 12 Jefes de Estado y de Gobierno de Centroamérica y el Caribe, fundaron PETROCARIBE.
La finalidad del esquema integracionista está en estrechar las relaciones entre países hermanos, así como potenciar su desarrollo en materia de petróleo y sus derivados.
La alianza quedó constituida en ese momento por 14 naciones, entre ellas Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas, Suriname y Venezuela.
En el 2007 se sumaron Haití, Honduras y Nicaragua, un año después lo hizo Guatemala, y en el 2014, El Salvador.