Santiago, 1 de septiembre de 2014.- En el pensamiento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las ideas están históricamente determinadas y ordenadas en torno a "mensajes transformadores" de la realidad económica y social.
Así lo recordó Jorge Máttar, director del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES) de la CEPAL, en entrevista con Xinhua.
Dichos mensajes se refieren a la Industrialización (años 50 del siglo pasado); Reformas para avanzar en la industrialización (años 60); Homogenización social y diversificación exportadora: estilos de crecimiento (años 70); y Ajuste con crecimiento: superación del problema del endeudamiento externo (años 80).
A ello se suman la Transformación productiva con equidad (años 90); Equidad, desarrollo y ciudadanía (año 2000); Globalización y desarrollo (año 2002); Desarrollo productivo (2004); Protección Social (año 2006); Transformación productiva (2008); y Trilogía de la Igualdad (2010-2014).
Transcurrido más de medio siglo, la CEPAL ha hecho aportes relevantes para el desarrollo regional y sus teorías y visiones han sido conocidas en el resto del mundo, siendo referencia obligatoria para los estudiosos de la historia económica latinoamericana.
El funcionario indicó que "el pensamiento Cepalino se caracteriza por aplicar un método histórico-estructural y por desarrollar tres ejes analíticos que han permanecido a lo largo de su producción intelectual:
A) El análisis de la inserción internacional; B) el análisis de los condicionantes estructurales internos del crecimiento y del progreso técnico, así como de las relaciones entre ellos, el empleo y la distribución del ingreso; y C) el análisis de las posibilidades de la acción estatal.
Según Máttar, el método histórico-estructural está "dedicado al examen de las especificidades productivas, sociales, institucionales y de inserción internacional de los países de la región, en su carácter de 'periféricos', en contraposición con las características de las economías 'centrales', y observadas desde la perspectiva prioritaria de su transformación a mediano y largo plazo".
Ese método analítico propio y el énfasis temático, con algunas variantes, se ha mantenido hasta nuestros días.
En 1947, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, siguiendo la idea de creación de organismos regionales de desarrollo que se había llevado a cabo para Europa y el Lejano Oriente tras la posguerra, decidió la creación de la CEPAL.
Al año siguiente, comenzó sus funciones en su sede de Santiago de Chile y, en 1949, asumió la secretaría ejecutiva el renombrado economista argentino Raúl Prebisch, tras la publicación del estudio "El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas".
En ese libro expuso la teoría estructuralista del subdesarrollo económico latinoamericano, valorada altamente en su momento.
Desde esa época, la CEPAL se esforzó por dar mayor racionalidad a la industrialización con la sustitución de importaciones, que se había generado tras la gran depresión de 1930, contando con economistas como Celso Furtado, Juan Noyola, Regino Boti, Jorge Ahumada, Aníbal Pinto Santa Cruz, Osvaldo Sunkel y Alex Ganz, entre otros.
Máatar recordó aquellos primeros economistas que sostuvieron que "el análisis relativo a la limitada aplicabilidad en el tiempo de las leyes económicas, sugiere la necesidad de establecer hipótesis significativas para situaciones históricas concretas; en otras palabras, se reconoce la historicidad del objeto de la ciencia económica".
Explicó que la existencia de la CEPAL también ha estado marcada por su participación en los debates sobre inflación, en los que ha sembrado el concepto de "inflación inercial", sin el cual no serían comprensibles muchos experimentos exitosos de estabilización inflacionaria en la región.
Igualmente, resaltó la contribución del organismo al análisis sobre la crisis de la deuda en los años 80 y las modalidades de ajuste macroeconómico que le siguió, así como su aporte a los debates sobre desarrollo sostenible desde los años 70.
En su metodología de investigación económica, se destaca la combinación de múltiples elementos, resaltando en primer lugar la búsqueda de una visión integral del desarrollo, de carácter interdisciplinario, y el esfuerzo por lograr la inserción internacional de las economías latinoamericanas y caribeñas.
Sus investigadores han desarrollado un método dialéctico entre ideas y realidad, entre pensamiento y acción, influyendo en la transformación de las teorías económicas para cambiar la economía latinoamericana, en una interacción permanente con los gobiernos de la región.
Asimismo, la CEPAL mantiene la búsqueda de una identidad regional latinoamericana, mediante el estudio de las políticas públicas en función de los intereses regionales, con un énfasis en la erradicación de la pobreza, el desarrollo tecnológico, la innovación y aplicación de las últimas tecnologías de la información (TIC).
De acuerdo con Máttar, en su última propuesta, denominada "La trilogía de la igualdad", la CEPAL propone un modelo de desarrollo sostenible en el mediano y largo plazo para alcanzar mayores grados de igualdad y desarrollo en la región, centrado "en el valor de la igualdad con enfoque de derechos".
Ello se sintetiza en: "Igualar para crecer y crecer para igualar", lo que representa la máxima aspiración de este nuevo enfoque estratégico Cepalino.
En el documento "Cambio estructural para la igualdad", se incluyen iniciativas para revertir "los círculos viciosos de la insostenibilidad y convertirlos en círculos virtuosos de la sostenibilidad del desarrollo".
Con ello, se busca que "la transformación cualitativa de la estructura productiva impulse y fortalezca sectores y actividades más intensivos en conocimiento y con una demanda de rápido crecimiento, al tiempo que genere más y mejor empleo, la llave maestra para la igualdad".
La CEPAL se ha desarrollado como una escuela de pensamiento especializada en el examen de las visiones y tendencias económicas y sociales de mediano y largo plazo de los países latinoamericanos y caribeños.
El pensamiento de la CEPAL no se estanca y sigue estudiando los inmensos cambios de la realidad económica, social y política, regional y mundial, aplicando su propio método analítico, con un énfasis temático que se enriquece con la experiencia de los pueblos latinoamericanos y caribeños.