Ciudad de Panamá, 8 de abril.- En la actualidad son pocos los países de América Latina y el Caribe (ALC) que han formulado una estrategia nacional para la educación financiera, solo Brasil ha logrado completar la suya con la Red Internacional de Educación Financiera (Infe, por sus siglas en inglés) y siguen en proceso de implementación México, Colombia y Perú.
Esta es una de las conclusiones de la Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras para el Desarrollo (ALIDE), contenida en el informe La banca de desarrollo y la creación de productos para la inclusión financiera. "Aunque existen muchas iniciativas y programas emprendidos por el sector público y privado de manera aislada y muchas veces sin coordinación alguna", sostiene la organización.
La investigación realizada por Romy Calderón, Javier Carbajal y Kate Leiva, economistas del Programa de Estudios Económicos e Información de ALIDE, indica que la inclusión social y financiera de la banca de desarrollo se da esencialmente a través del cumplimiento de cuatro de sus funciones principales.
Primero, "actuando en situaciones de crisis o de baja del ciclo económico, esto es, cumpliendo un rol contracíclico, para evitar que aquellos que ya se incorporaron al sistema financiero puedan perder esa posibilidad y que aquellos que están fuera no vean incrementado su riesgo y consecuentemente no sigan fuera del sistema".
Segundo, "diseñando políticas de financiamiento para el desarrollo que favorezca la inclusión financiera".
Tercero, "induciendo el desarrollo de intermediarios financieros más propensos a bancarizar nuevos clientes".
Y cuarto, "desarrollando mercados financieros allí donde no existen, sobre todo que faciliten el acceso a grupos de menores ingresos".
A la vez se reconoce que diversos gobiernos de la región han aplicado una serie de políticas públicas que atacan en forma directa las fallas de mercado generadas por la falta de información, garantías o por los problemas de incentivos.
ALIDE destaca que "los bancos e instituciones financieras de desarrollo no han estado cruzados de brazos ni indiferentes a su rol y responsabilidad de facilitar mecanismos y acciones que favorezcan la inclusión financiera".
En este grupo destacan los programas de microcrédito, nuevas sucursales, financiamiento rural, banca electrónica, innovaciones tecnológicas y cambios de los core-bancario para hacerse más eficientes.
Además, los bancos de desarrollo, para llegar a sectores que demandan créditos en cantidades menores o que están más alejados geográficamente y reducir los riesgos, han firmado alianzas con intermediarios financieros no bancarios.
El documento, de 137 páginas, señala que "para inducir a los intermediarios financieros a atender a aquellos sectores que no acceden al sistema financiero por la insuficiencia de garantías, se está volviendo una práctica generalizada en toda ALC la provisión de garantías, a través de la constitución de fondos de garantía nacionales operados por bancos de desarrollo o constituidos por ellas mismas, así como ofrecidas por entidades de garantías en las cuales los bancos de desarrollo son accionistas o promotores".
Entre las conclusiones, ALIDE puntualiza que la inclusión financiera es rentable para la sociedad y conlleva ganancias de bienestar.
Por otro lado, al abordar la profundización financiera en ALC medida por la relación crédito/Producto Interno Bruto (PIB) en 2011, muestra que Panamá y Chile superan el 90%, mientras que Brasil ronda el 60%. Entre tanto, Argentina está en la base de la gráfica con poco más de 10% y México tiene un 20%.
Pasi panameño
Operan en el Centro Bancario de Panamá (CBP) un total de 92 bancos y al cierre de 2013 contaba con activos totales por $97.928 millones, un crecimiento de 9,14% en comparación con el 2012.
Los depósitos internos se ubicaron en $42.318,8 millones y la cartera de crédito en $37.061,2 millones al cierre de año pasado, saldos que representan un incremento de 12,5% y 11,9%, respectivamente, en relación con el período anterior, indica la Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP).
A pesar que la plaza bancaria panameña es una de las más importantes de ALC, tiene iguales desafíos para llegar a sectores no atendidos, como los informales y las microempresas.
El Centro Nacional de Competitividad (CNC) que dirige el economista y ex presidente de la República Nicolás Ardito Barletta, asumió el reto de generar un conjunto de leyes que faciliten el acceso al crédito y la movilidad de los pequeños empresarios del sector económico informal del país.
El Programa de Apoyo al Sector Informal (Pasi) tiene como objetivo principal crear reglas de juego y facilitar a los informales tener mayor acceso al mercado y al crédito para financiar e incrementar sus capacidades de producción de bienes y servicios.
"El CNC, como organismo ejecutor del Pasi, ha trabajado diligentemente en esta iniciativa que impactará positivamente la economía panameña y ayudará a los pequeños empresarios", dijo Barletta.
Apoyaron al CNC en la consecución de los objetivos del Pasi, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Comercio e Industrias (Mici).
2014 será un año de prueba para ver si el Pasi logra formalizar a más de 200.000 panameños informales.