Washington, 14 de mayo de 2014.- ¿Cree que tiene un buen trabajo? Probablemente, millones de trabajadores responderán negativamente en Latinoamérica, donde los sueldos han crecido sustancialmente en los últimos años pero no la “calidad” de los empleos.
Como pocas en el mundo, la región latinoamericana es abundante en empleos: en la última década se crearon unos 35 millones de nuevos puestos de trabajo y la media de desempleo es 6.5%, cinco puntos menos que en las economías más grandes del mundo, agrupadas en la OECD.
No obstante, son pocos los empleos que pueden llamarse “buenos”, es decir puestos de trabajo de “calidad” que, según los expertos, se distinguen por tener tres características: buenos salarios, facilitar la afiliación a sistemas de seguridad social y aportar un conocimiento y unas técnicas laborales que mejoren a la sociedad.
En el punto uno se ha avanzado: más de 50 millones de latinoamericanos se sumaron a la clase media gracias en parte salarios más generosos a los largo de los últimos diez años. Se considera de clase media a un individuo cuyo ingreso es de entre 10 y 50 dólares por día. Sin embargo, la reciente desaceleración de las economías regionales pone en peligro los ingresos de la clase media y su recién adquirido estatus.
En el punto dos, un estudio revela que 11 millones más de latinoamericanos mayores de 65 años se incorporaron a un sistema de pensiones, como resultado de reformas en el sector. Aun así casi la mitad de los trabajadores latinoamericanos son informales, con lo que no contribuyen a un sistema de pensiones ni de seguridad social.
Finalmente, en el punto tres es donde hay más rezago, debido al fuerte énfasis en la formación de empleo en los sectores de servicios vinculados al boom de las materias primas -el combustible del crecimiento estelar de la última década. Según un reciente estudio, los países exportadores de la región han favorecido el crecimiento del empleo en el sector servicios y la construcción, que emplean menos trabajadores cualificados.
Déficit en sector privado
Los expertos achacan este déficit de buenos empleos a deficiencias del mercado laboral, especialmente en el sector privado, que es el proveedor de la mayoría de puestos de trabajo en América Latina.
Por un lado, las empresas grandes, que sobre el papel deberían ofrecer los mejores empleos, están a menudo mal gestionadas y operan en sectores donde la competencia es escasa. El resultado es pocos empleos de calidad. Paralelamente, las empresas pequeñas no crecen lo suficiente -lo hacen en menor medida que en otras regiones-, lo cual reduce su capacidad de generar mejores empleos.
Es una especie de círculo vicioso, en el que la escasez de buenos empleos puede estar detrás de la actual desaceleración económica de la región (para el 2014 se proyecta un crecimiento del 2,3%, en contraste con el cerca del 6% antes del 2008). Lo cual, según los expertos, está contribuyendo a mermar su capacidad productiva.
“Cuando se genera empleo de calidad las economías crecen más rápido y esto genera más espacio fiscal, mejora de los servicios públicos y de las infraestructuras”, dice el economista Julián Messina.
Según Messina, los entornos innovadores generan un círculo virtuoso en que las empresas demandan más profesionales capacitados para realizar funciones cada vez más exigentes. En este contexto, la subsistencia de las empresas está directamente relacionada con la capacidad innovadora de sus trabajadores, por lo que los incentivos para crear buenos empleos parecen evidentes.
En el lado opuesto, un entorno laboral poco innovador tiende a perpetuar los empleos de baja calidad y, de esta manera, desperdiciar el talento profesional.
Pero no todo es color de hormiga. En la última década crecieron los salarios reales y se redujo la brecha salarial entre los que ganan más y los que ganan menos. Esto estuvo acompañado de un aumento histórico de la clase media, que creció un 50%.
¿Dónde están los mejores empleos?
En la actualidad, 65% de la fuerza laboral latinoamericana está empleada en el sector servicios, que incluyen el financiero y de exportaciones. Por fuerza de los números, este sector tiende a concentrar la mayor parte de empleos de calidad. También alberga a una mayor proporción de profesionales con educación secundaria y superior.
Sin embargo, el boom del precio de las materias primas y las subsiguientes mejoras de los términos de intercambio han favorecido el crecimiento del empleo en servicios y la construcción, que son sectores cuyo uso de trabajadores cualificados es probablemente menos intensivo.
¨El crecimiento económico de América Latina se ha centrado principalmente en la explotación de sus materias primas, por lo que el capital humano avanzado tiende a cubrir las necesidades de empresas relacionadas con el gas y el petróleo, aunque también con el sector financiero y de comercio exterior¨, dice Pablo Ariel Costa, economista del Banco Mundial.
Costa añade que la escasa tradición científica en Latinoamérica ha provocado que actualmente menos del 5% de los graduados universitarios de la región estén relacionados con las ciencias duras (biología, física, ingeniería), mientras que en Asia representan entre el 20 y el 25%.
Todas las proyecciones indican que en los próximos años la región seguirá creando nuevos puestos de trabajo. Lo que aún está por verse es si estos empleos tendrán la calidad necesaria para reavivar su crecimiento económico y la prosperidad de sus habitantes.