Ciudad de México, 24 de abril.- En 2014 conmemoramos el décimo aniversario del ingreso de México como observador regional del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), un mecanismo que desde su creación el 13 de diciembre de 1991 –mediante la suscripción del Protocolo de Tegucigalpa que reformó la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), de 1951– ha contribuido significativamente a ampliar y profundizar los vínculos de sus ocho países miembros.
El objetivo fundamental del SICA es lograr una efectiva integración de Centroamérica, a fin de constituirla como una región de paz, libertad, democracia y desarrollo, en la que imperen el respeto, la tutela y la promoción de los derechos humanos, altas aspiraciones que son compartidas por México.
Centroamérica es para México una región de importancia estratégica fundamental, en virtud de nuestra cercanía geográfica y de una clara afinidad histórica, lingüística y cultural. A lo largo del tiempo, México y la región centroamericana han construido fuertes lazos de identidad social y política. Estas son las bases sólidas que nos han llevado a promover una asociación que impulse el desarrollo económico y comercial de la región, en un entorno de paz y seguridad.
Para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, el carácter privilegiado y especial de la relación de México con Centroamérica quedó plasmado en la celebración de la primera cumbre México-SICA, en febrero de 2013. En esa ocasión, junto a sus homólogos, el presidente subrayó la voluntad de ampliar e intensificar las relaciones políticas y de cooperación, a través del fortalecimiento del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, del Proyecto Mesoamérica y del Fideicomiso para la Infraestructura de Mesoamérica y el Caribe.
En este renovado impulso, la integración económica ha sido un eje de la agenda regional. Los avances en este aspecto han sido significativos y ello explica el incremento que ya observamos en los flujos comerciales y de inversión, que habrán de volverse mucho mayores en el mediano plazo, con los beneficios colaterales en términos de tasas de empleo y bienestar para las comunidades.
Por ejemplo, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio Único para México y Centroamérica, el intercambio comercial y la inversión mexicana en la región han registrado un incremento sustantivo. Asimismo, constituye el principal destino de la cooperación de México a nivel global, hecho que contribuye también a impulsar el desarrollo integral de la región.
Otra de las plataformas en las que promovemos nuestro acercamiento mutuo es el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, en el que, además de México, participan los países de Centroamérica, junto con Colombia y República Dominicana. Dicho proyecto es un espacio que articula esfuerzos de cooperación, desarrollo e integración, con el fin de avanzar en el apremiante anhelo de contar con una mayor interconectividad regional, un ingrediente básico del progreso económico y social de nuestros países.
De la convicción mutua de que no es posible alcanzar el desarrollo sin un entorno de paz y seguridad, México y Centroamérica promueven un robusto esquema de cooperación en la materia. Por ello México apoya de manera decidida la instrumentación de la Estrategia de Seguridad de Centroamérica (ESCA) como la herramienta regional para hacer frente a los desafíos comunes.
Es en este contexto que México cumple su décimo aniversario como observador regional en el SICA, honrado de formar parte del máximo mecanismo de concertación regional en Centroamérica, y consciente de que la prosperidad y un mejor futuro solo podrán lograrse de la mano de las naciones hermanas de la región.