Santiago, 19 de septiembre de 2014.- El experto en banca, Randall Kroszner, actualmente profesor de economía en la escuela de negocios de la Universidad de Chicago, consideró que este es un momento crucial para que los países se centren en mejorar la estabilidad de sus sistemas bancarios, especialmente los mercados emergentes como América Latina.
A juicio de Kroszner -quien fue encargado de la Reserva Federal de los Estados Unidos y ex alto ejecutivo de múltiples agencias reguladoras- existen dos grandes temas para el debate: uno es el impacto general que los bancos centrales de los países desarrollados, como los Estados Unidos, tienen sobre las economías de América Latina en general. “El otro problema es determinar dentro de todo el espectro de las diferentes economías de América Latina cómo se verá afectado cada país, ya que una misma medida no se adapta a todos", agrega.
El experto -de acuerdo a un comunicado de Felaban- afirma que hay contrastes, por ejemplo, entre países como Colombia, donde el sistema bancario es sólido, y naciones como Brasil, donde la situación es menos estable. "Brasil tiene más desafíos por el tema de la inflación. El impacto va a ser diferente allí, por lo que países como Brasil deben tratar de bajar sus niveles de inflación”, señaló.
La normalización de la economía de los Estados Unidos y el fortalecimiento del dólar puede provocar un aumento de la demanda de exportaciones de América Latina. Sin embargo, como la política monetaria también tiende a normalizarse, se puede esperar un aumento gradual de las tasas de interés en los EE.UU., lo que podría traer salidas de capital en algunos países de la región.
"Las consecuencias variarán según la fortaleza de las políticas macroeconómicas y los sistemas bancarios de cada país", señala Kroszner.
Advierte que frente a este situación "los que tienen políticas sólidas encontrarán mayores beneficios que costos mientras que en los países con una política macroeconómica más cuestionable y menos solidez en la banca y sus sistemas financieros, podrían presentar complicaciones a medida que las tasas de interés en EE.UU. suban”.
Consejos para la banca. Kroszner opinó que “los bancos deberían hacer presión sobre los políticos para mejorar las políticas macroeconómicas. Desde el año pasado, está muy claro dónde será más grande la turbulencia y qué se necesita para reducirla”.
Considera que los banqueros de América Latina deben centrarse en la mejora de la gestión de riesgos e insiste en la necesidad de presionar a los políticos de sus países. "Políticas macroeconómicas tales como la reducción del déficit y la inflación así como garantizar una supervisión eficaz del sistema financiero son importantes. Todavía hay tiempo para dar forma a algunas medidas que garanticen los más altos niveles de eficacia en cada país”, enfatiza.
Para el académico debe haber más coordinación entre agencias, como la Reserva Federal y los mercados de los países emergentes. Indica que existen mecanismos formales para proveer de información, por ejemplo, Brasil y México son miembros del G20. Foros de la comunidad bancaria y organizaciones como Felaban son voceros importantes que proporcionan puntos de vista para el G-20, los comités de Basilea y otros organismos. Además, los profesionales de la banca pueden expresar sus preocupaciones y opiniones a la comunidad internacional sobre las nuevas regulaciones. Los EE.UU., por ejemplo, tienen un período de 60 a 90 días para recibir comentarios.
Kroszner será orador y panelista destacado en la 48ª Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) que se celebrará del 15 al 18 noviembre 2014 en Medellín, Colombia, con Asobancaria como coorganizadora. Hace hincapié en que encuentros de este tipo son foros excelentes para discutir temas claves, aprender unos de otros y extraer ideas de los debates.
La asamblea de este año examinará el papel del sector bancario en el contexto de la promoción del desarrollo y la transformación social de América Latina. También analizará el impacto que economías florecientes tendrán en Latinoamérica, así como la presión de las nuevas regulaciones sobre las instituciones financieras.