Madrid, 6 de mayo.- Mientras las multinacionales españolas enfrían su ya madura inversión en América Latina, buena parte del empresariado español sigue tratando de superar una materia pendiente junto a sus pares latinos: atravesar el Atlántico.
En 2013, la inversión española en América Latina fue de más de tres mil millones de euros; los flujos comerciales supusieron un importe superior a 15 mil millones de euros (40% más que en 2008, en el inicio de la crisis) y más de 48 mil empresas españolas hicieron negocios en la región (48% más), según los datos de ICEX, la empresa pública española que promueve la internacionalización.
La otra cara de esa relación es una inversión española en la región reducida, por la madurez de la inversión y el auge de otros mercados, en casi 50% respecto a 2012; donde las empresas aumentan, pero la estabilidad sigue siendo un reto pendiente y cuyas cifras finales dependen de los movimientos de las grandes multinacionales.
Así se compone este panorama pasados más de cinco años desde que la economía española viera cómo su particular milagro se tornaba en “la crisis”, que dejaría a sus empresas ante dos opciones: buscar nuevos mercados o cerrar; en este segundo escenario se vieron dos millones 287 mil 111 de empresas entre 2008 y 2013, de acuerdo con el Directorio Central de Empresas.
Durante este periodo de crisis, la empresa española debió “salir de su zona de confort”, según el investigador del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, y “América Latina era, otra vez, un escenario idóneo para ello”, asegura a Excélsior el director de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa del gobierno, Manuel Valle.
El reto de buscar nuevos horizontes se traduce en que entre 2008 y 2013 hay casi 33% más empresas internacionalizadas, pasando de poco más de 100 mil a más de 150 mil, según datos del ICEX.
La cifra representa, según diversos expertos, a un país que avanza en materia de internacionalización, pero que aún tiene grandes pendientes.
Y es que en España operan más de 3 millones 142 mil 928 empresas, de las cuales 99.88% son pymes, y de ellas 92.1% no tiene más de nueve empleados. Aunque “algunas son un simple objeto legal, no productivo”, matiza el director del Centro Internacional de Formación Financiera, Santiago Ramón.
El tamaño no es determinante para Fabrizio Opertti, jefe de Comercio e Inversión del Banco Interamericano de Desarrollo, quien habla de “empresas pequeñas que nacen siendo globales”.
Los académicos de la Universidad de Cantabria y miembros de la Fundación para el Análisis Estratégico y el Desarrollo de la Pyme (Faedpyme) Francisco Martínez, Francisco Somohano, Javier Montoya y José López explican que defienden la capacidad de la pequeña empresa en el campo de la competitividad, aunque reconocen problemas de capacidad.
Al reto de aprovechar esta competitividad y de pensar en global se aúna el desafío de estabilizar sus negocios internacionales. Entre 2008 y 2013, las empresas que operan fuera de España de forma continuada sólo crecieron 5 por ciento. En 2013 fueron poco más de 41 mil y en ese primer año de crisis eran alrededor de 39 mil.
Esas empresas estables son responsables de más de tres cuartas partes de los más de 45 mil millones en los que ha aumentado el importe total de los negocios internacionales españoles entre 2008 y 2013.
Con esos retos pendientes, las españolas aumentaron su presencia en la región cerca de 40%, concentradas principalmente en México, Argentina, Chile, Brasil y Venezuela. En 2013 llegaron a ser casi 50 mil, empresas mientras que en 2008 no alcanzaban las 30 mil.
Nuevos retos
Ante estas cifras, el mito de la “salvación latina” pierde brillo y deja nuevos retos y oportunidades con los que configurar una nueva forma de entender las relaciones comerciales entre España y América Latina.
El vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús Terciado, explica que “las nuevas oportunidades en Europa y Estados Unidos han reducido la inversión de las multinacionales presentes en América Latina”, que vive una moderación de su crecimiento económico.
La inversión bruta en la región se redujo de 2012 a 2013 casi a la mitad ya que descendió de rozar los seis mil millones de euros a rondar los 3.2, de acuerdo con la base de datos oficial Datainvex. El dato supone la menor inversión bruta registrada por la base desde 1996.
“La merma de la inversión también se debe a la madurez de las multinacionales que ya actúan como parte del tejido empresarial local y por ello cambian las cifras”, añade Carlos Malamud. Además, la desinversión, liderada por las multinacionales bancarias españolas, reduce las cifras.
Ventas como la de 64.3% de Provida por parte del BBVA son ejemplos que el Centro de Estudios Latinoamericanos (Cesla) pone para ejemplificar la desinversión, que en el primer trimestre de 2014 ha vuelto a ascender tras reducirse en 71% durante 2013.
Ante estos cambios, Terciado asevera que “América Latina sigue siendo un destino prioritario para la inversión española, como muestra ejemplo la Cumbre Empresarial que se celebrará en Veracruz, donde afirma se hablará de aquello que nos preocupa y ocupa conjuntamente”.
Los miembros de Faedpyme insisten en que “estos cambios permiten entrever nichos de mercado que pueden ser aprovechados por empresas más pequeñas y a la par flexibles”.
Para que las empresas puedan entrar en ellos, Fabrizio Opperti tiene una clave: información, que “supone la principal barrera junto a la financiación”. A fin de superarla aparecen redes como Connect América, una plataforma donde los emprendedores pueden conectarse y encontrar información y oportunidades.
Esa falta de información la ilustra Rafael Paulet, presidente de la empresa de sofware IN2, que afirma que si “hay ayudas no las ha encontrado” y reconoce que su expansión a Perú la tuvieron autofinanciar.
El director del CIFF, Santiago Ramón, anima a aprovechar “el conocimiento de otras experiencias”, como las de grandes multinacionales.
Manuel Valle asegura que desde el gobierno también “se apuesta por el mercado externo con apoyos formativos y financieros”. Pero más allá de las ayudas, parece que los consejos fundamentales que necesitan las pymes españolas son: apostar por el conocimiento, establecer alianzas con empresas locales, y no olvidar por qué se tiene que cruzar el Atlántico.