Madrid, 9 de junio de 2014.- Algunos países nórdicos están mirando cada vez más a Latinoamérica. Es el caso de Finlandia. Las exportaciones de este país a Brasil alcanzaron en 2013 los 483 millones de euros y las importaciones desde ese país, los 650 millones. A México le vendió por 345 millones y le compró por 133 millones.
Tanto es el nuevo interés de Finlandia por América Latina que en 2013 el Ministerio de Asuntos Exteriores elaboró por primera vez un programa de acción específico para acrecentar sus relaciones con la región.
“Si bien el comercio con los países del territorio (latinoamericano) se sitúa al nivel de un 3% del total del comercio exterior de Finlandia, en determinados sectores el continente es un mercado y socio comercial importante, representando, por ejemplo, un quinto de la exportación de la tecnología minera”, señala el Ministerio de Exteriores de este país de la Unión Europea que ocupa el puesto 15° en el mundo en renta per cápita y el 42° por el tamaño del PIB (por detrás de Venezuela, la quinta economía latinoamericana). “La estructura del comercio es poco diversificada: en términos generales, Finlandia importa materias primas y exporta tecnología. México, que exporta a Finlandia principalmente automóviles, es una excepción en este sentido”, destaca el Gobierno finlandés, que elogia los tratados de libre comercio (TLC) de la UE con México, América Central, República Dominicana, Colombia, Perú y Chile y lamenta la “tendencia proteccionista en algunos países”, sin mencionarlos.
En Latinoamérica, hay 160 filiales de empresas finlandesas, con una inversión de 6.000 millones de euros acumulados. “Los mayores sectores son representados por la industria metalmecánica, forestal y la industria eléctrica y electrónica”, decía el Ministerio de Exteriores finlandés, antes de que en abril pasado se sellara la venta de la empresa emblemática de su país, Nokia, a la norteamericana Microsoft. En 2013, el flujo neto de inversión a la región ascendió a 977 millones, con Brasil, Chile y México a la cabeza. Uruguay también es importante para la inversión finlandesa. Allí se encuentra UPM, antes llamada Botnia, con su polémica pastera en Fray Bentos, vecina a Argentina. Fue inaugurada en 2007 y desencadenó entonces tres años de bloqueo de ecologistas argentinos del principal puente que une a ambos países sudamericanos. Aquella fábrica costó 1.200 millones de dólares y era hasta entonces la mayor inversión finlandesa en el extranjero, después superada por otras en China. En los próximos días comenzará a operar otra pastera de la suecofinlandesa Stora Enso y la chilena Arauco también en Uruguay, que desembolsaron 2.000 millones. Las críticas contra las papeleras finlandesas de parte de grupos ecologistas también se extienden por la región.
En cuanto a las exportaciones de bienes finlandeses a Latinoamérica, después de Brasil y México, el tercer destino es Chile, seguido por Colombia, Perú y Argentina. En lo que se refiere a importaciones, detrás de Brasil aparece Perú, con sus minerales, y solo después México, Chile, Colombia y Argentina. “Argentina era un socio comercial importante para Finlandia, pero no se recuperó como tal después de la crisis de 2001”, observa el embajador finlandés en Buenos Aires, Jukka Siukosaari. Finlandia exporta a este país sobre todo papel, productos químicos y maquinaria. “Es muy complicado entrar productos a Argentina, así como girar las ganancias al exterior”, se refiere Siukosaari a los controles de cambio vigentes desde 2011. “Como hay fuerte presencia de tecnología minera finlandesa en Chile, también podrían venir desde allí maquinaria de perforación y bombas a Argentina. También vendemos aquí papel y servicios de software de telecomunicaciones de empresas relacionadas con Nokia. A su vez, importamos vino, frutas y soja y sus derivados (aceite y harina) desde Argentina”, cuenta el embajador. Pero Finlandia también quiere vender aquí más maquinaria industrial y equipos para puertos, como grúas y ascensores.
Helsinki no solo quiere comerciar con Latinoamérica productos sino también más servicios. Uno de ellos es el de la capacitación para mejorar los sistemas educativos. Finlandia logra las mejores calificaciones en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés): el segundo puesto en habilidad lectora, el cuarto en matemática y el primero en ciencias. Hasta ahora, Helsinki coopera con Gobiernos latinoamericanos interesados en conocer sus métodos de enseñanza, pero el embajador Siukosaari, opina que “falta comercialización” de todo ese conocimiento. “Hay empresas finlandesas que trabajan en la educación de las maestras y podrían tener éxito comercial en Latinoamérica”, evalúa Siukosaari. “Con África hacemos ayuda al desarrollo, pero, por ejemplo, la ciudad de Buenos Aires tiene un proyecto por el que contrató a una consultora privada para hacer tres escuelas con el modelo de Finlandia, Reino Unido y Corea del Sur, respectivamente”, explica el embajador.
Como muestra de su interés por estrechar lazos con Latinoamérica, en 2012 vino de visita a Brasil y Chile el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen. En 2015 llegará el presidente de este país europeo, Sauli Niinistö, al gigante sudamericano y a otros países por definir. El embajador en Argentina descarta que venga a este país porque considera que ahora es más prioritaria la expansión de sus negocios en Colombia, Perú y México.