Bogotá, 16 de mayo de 2014.- El Congreso de la República aplazó hasta el 28 de mayo la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur.
Un acuerdo que ha generado polémica pues mientras los industriales del sector automotor se han opuesto por la desgravación arancelaria de los autopartes y vehículos, el agropecuario tiene urgencia de su aprobación.
Por ahora las ventas a Corea del Sur se enmarcan en carbón, ferroníquel y café, es decir productos tradicionales que representan 60,9%; mientras que los industriales participan 37,4%. Entre enero y marzo se exportaron US$44,1 millones, lo que implicó una caída de 0,6%, según las cifras proporcionadas por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Rafael Mejía ha dicho que los buenos plazos beneficiarían al sector. Por ejemplo en el caso del café verde se logró acceso inmediato.
Para las preparaciones de café (instantáneo y mezclas) se establecieron plazos de entre 0 y 3 años en flores: se eliminarán los aranceles en plazos de entre 3 y 5 años para los claveles, las rosas, crisantemos y otras flores y en el banano: el arancel de 30% se reducirá en 5 años, solamente por nombrar algunos ejemplos.
Quién se ha opuesto rotundamente al TLC ha sido el senador Jorge Enrique Robledo quién asegura que no beneficia al agro ni a la industria.
“Es sabido que ese TLC es como poner un carro-bomba en la puerta de toda la industria manufacturera que opera en Colombia –ensambladoras, autopartes, electrodomésticos, metalmecánica, textiles, plásticos, etc.– y que, por tanto, empeorará la pésima situación del empleo y la muy escasa capacidad de compra de los colombianos”, afirma.
Ya demás asegura que sector agropecuario “no puede salir adelante en medio de la ruina de la industria y el desempleo y la pobreza, porque agricultores y ganaderos se quedan sin compradores para sus productos”.
Argumenta que las trabas del asiático no solamente se quedan en las barreras arancelarias, sino en los extenuantes trámites sanitarios y fitosanitarios que impone Corea para el ingreso de los productos y que por la baja tecnificación del campo es imposible alcanzar estos estándares.