Madrid, 11 de septiembre de 2014.- En las últimas décadas de crecimiento económico en América Latina han salido más de 70 millones de personas de la pobreza y se sumaron 50 millones a la clase media. A su vez, la desigualdad, medida por el coeficiente Gini, ha caído también. Pero para seguir generando empleo en la región son necesarias más empresas, más emprendimientos, y no solo eso, sino también más innovación y así más productividad.
El emprendimiento y la innovación son fundamentales para el desarrollo. El emprendimiento ha estado creciendo en la región, en todos los países pareciera estar de moda. Comenzar una nueva empresa es la alternativa de muchos jóvenes, como nunca lo había sido antes. A su vez, ha crecido la disponibilidad de financiamiento de riesgo, esencialmente privado, aunque también desde algunas iniciativas de los gobiernos. Pero hace falta más en una región que todavía tiene que generar más empleo, mejorar la competitividad y productividad, y ofrecer un ambiente de oportunidades para cualquiera que quiera emprender.
“Con la reducción de los vientos de cola que favorecieron a LAC durante los últimos años, la región tendrá que recurrir a sus propios medios para estimular el crecimiento. Y estos medios son en verdad uno solo: la productividad” señala el reciente reporte del Banco Mundial El Emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación, preparado por Daniel Lederman, Julian Messina, Samuel Pienknagura y Jamele Rigolini.
El estudio resalta que bien si bien los niveles de emprendimiento han aumentado mucho en América Latina, como por ejemplo, del total de las empresas registradas en 2013 un 18.5% tienen entre 0 y 3.5 años, mientras que en Europa el promedio es solo 8%, la innovación es mucho más escasa. No solo entre los emprendedores, pero también entre multilatinas y corporaciones. El sector privado genera menos innovaciones, menos inventos, menos cambios que permiten que con el mismo capital humano se pueda generar más productos y servicios. A su vez, los emprendimientos en la región tienen menos escalabilidad, en su mayoría se quedan pequeños, no se convierten en empresas sustentables y masivas, como si sucede en otras regiones del mundo.
Para aumentar la productividad, hace falta más innovación, y más emprendedores, o intrapreneurs, que la generen. “Hay emprendedores de clase mundial en la región, sostuvo recientemente Nicolas Berman, co-fundador de Kasek, en una entrevista a EL PAÍS. Pero sigue existiendo necesidad de más capital semilla, y llegar a emprendedores con menos acceso, que no viven en las capitales de los países, o que provienen de comunidades de menores ingresos.
Esta falta de innovación se ve confirmada en la baja producción de patentes, de nuevos inventos, y la inversión en I+D (Investigación y Desarrollo) “Las empresas de LAC introducen productos nuevos con menos frecuencia que las empresas de otras economías similares” “No hay ningún país de LAC cuyo número de patentes se acerque al nivel de los países de ingreso alto” además, la mayoría de los países obtuvieron menos patentes que sus pares de ingreso mediano”.
¿Tiene el estado un rol en promover la tan necesaria innovación? ¿Qué tipo de políticas públicas se pueden impulsar? “En la medida en que existen relaciones causales entre el emprendimiento y el crecimiento de la productividad, cabe recurrir a los instrumentos de las políticas para acelerar el proceso de desarrollo mediante la mejora de los incentivos y el apoyo de las instituciones a la innovación de los emprendedores” señala el reporte del Banco Mundial.
En primer lugar, el Estado debe hacer respetar las leyes e instituciones que aseguren reglas de juego transparentes, iguales para todos, con un sistema judicial que las haga cumplir. Pero a su vez, generar infraestructura, tan necesaria para el comercio, infraestructura física, como carreteras, puertos, aeropuertos, caminos, pero también la infraestructura digital, la conectividad a internet para todos. A su vez, fomentar el capital humano, promoviendo habilidades y competencias a través de los sistemas educativos, que permitan a los estudiantes adaptarse al mercado laboral del siglo 21. Probablemente el principal factor para mejorar la competitividad de la región es el capital humano, generado a través de la educación, que todavía presenta muchos desafíos, tanto en acceso, como en índices de graduación de la escuela secundaria y la universidad, como de calidad.
Adicionalmente, en muchos países se está promoviendo la innovación y el emprendimiento a través de la creación de agencias gubernamentales, o instituciones público-privadas que otorguen capital de riesgo a nuevos proyectos. Es el caso de Inadem en Mexico, de Start-Up Chile, con sede en Santiago, de Innpulsa en Colombia.
Las asociaciones público-privadas son fundamentales en este espacio, y serán las que finalmente permitan impulsar la innovación tan necesaria para que América Latina avance a su próximo estadio de desarrollo.