Moscú, 29 de diciembre de 2014 (EFE).- La industria rusa deja cada vez más el estigma de cerrada y hermética que se ganó en los tiempos de la antigua Unión Soviética y ahora su apuesta firme es la aproximación con Latinoamérica para consolidar su internacionalización, fortalecida por su asociación con multinacionales de Occidente.
Una de las aproximaciones adelantadas entre compañías de Rusia y Latinoamérica es la establecida entre la fabricante rusa de camiones Kamaz y la constructora brasileña de carrocerías para autobuses Marcopolo, que en 2011 crearon una "joint venture" (empresa de riesgo compartido) para el montaje final de los vehículos.
La empresa opera en la ciudad rusa de Neftekamsk, pero según comentó a Efe el director general de Kamaz, Sergey Kogogin, las dos empresas estudian la instalación de una fábrica para el montaje completo de los autobuses en Naberezhnie Chelní, ciudad en la que está la matriz de la fabricante.
Kamaz, que usa en sus vehículos tecnología alemana en la caja de cambios y motores de la estadounidense Cummins, quiere aprovechar en Latinoamérica su imagen fortalecida con el hecho de producir un camión catalogado entre los diez mejores del mundo y por dominar en su categoría durante los últimos años el rally Dakar.
Así, la compañía espera concretar en 2015 la implantación de una fábrica en Argentina, participar en una licitación del Ministerio de Defensa de Perú, aumentar su presencia en el mercado de volquetes y sector del a construcción en Colombia, reactivar su aproximación con México y ofrecer más servicios en Venezuela.
"América Latina tiene un gran mercado, estabilidad política y las relaciones empresariales son excelentes. Sabemos que México es un gran e interesante mercado y que en Brasil el estado de Sao Paulo tiene las mejores condiciones. Contemplamos muchas variantes y unas no eliminan necesariamente las otras", apuntó Kogogin.
Otra de las empresas rusas con sus ojos en Latinoamérica es Helicópteros de Kazán, compañía que según su director general, Vadim Ligay, busca avanzar "más allá" del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Consolidada en Colombia con sus helicópteros de rescate y transporte militar, Helicópteros de Kazan pretende aumentar su presencia en la región en mercados "grandes" como México y Brasil, donde uno de sus modelos está en fase de certificación para operar con la constructora Odebrecht.
"América Latina es una tarea prioritaria y fuente de crecimiento. Trabajamos para ganar ese mercado tan prometedor", aseveró Ligay, quien señaló también la importancia de los proyectos de explotación petrolera en países como Brasil y Perú, que requerirán una demanda de helicópteros.
Para Anatoliy Vladimirovich, subdirector general del holding Shvabe, Rusia supera las barreras políticas e ideológicas en su desarrollo industrial, como ocurre en la empresa óptico-mecánica de los Urales, en Ekaterimburgo, que incorpora tecnología y elementos de multinacionales de occidente y viceversa.
Especializada en piezas de precisión y automatización de diversos sectores de la ingeniería y en lentes para grandes telescopios, Shvabe ve en Latinoamérica "un territorio de oportunidades".
En un encuentro con periodistas latinoamericanos, promovido a comienzos de este mes en Moscú por el consorcio estatal de industrias Rostec, el ministro de Industria y Comercio de Rusia, Denís Mantúrov, señaló que las sanciones económicas de occidente al país estimularán su aproximación con América Latina.
"América Latina no es sólo México, Brasil y Argentina. Queremos llegar a otros países con equipos de alto valor tecnológico, como Ecuador o Bolivia", apuntó.
El gerente de comunicación de Rostec, Vasili Brovko, destacó también el potencial que tiene en la región latinoamericana el consorcio, uno de los mayores productores mundiales de armas, aviones, helicópteros y otros equipamientos.
"No podemos dejar de aprovechar esto", subrayó Brovko, para quien Latinoamérica "es lo mejor entre varias opciones" en la estrategia de internacionalización de la industria rusa.